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Por qué muchos cristianos no celebramos la Navidad?

Jesús mandó que se recordara su muerte, No su nacimiento. Si fuera una fiesta tan importante ¿ Porque no la mando celebrar Jesús.

(Lucas 22:19, 20). 19 También, tomó un pan, dio gracias, lo partió, y se lo dio a ellos, diciendo: “Esto significa mi cuerpo que ha de ser dado a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí”. 20 También, la copa de la misma manera después que hubieron cenado, diciendo él: “Esta copa significa el nuevo pacto en virtud de mi sangre, que ha de ser derramada a favor de ustedes.

Ni los apóstoles de Jesús ni los primeros cristianos celebraban la Navidad. Según el Diccionario del cristianismo, esta fiesta fue “instituida en Roma hacia 330” de nuestra era, más de dos siglos después de la muerte del último de los apóstoles.

No hay prueba de que Jesús haya nacido un 25 de diciembre; de hecho, la Biblia no revela la fecha de su nacimiento.

Entendemos que Dios no aprueba la Navidad, pues tiene su origen en costumbres y ritos paganos y todas estas cosas están entremezcladas con la navidad que se celebra hoy en día.

 (2 Corintios 6:17).  “‘Por lo tanto, sálganse de entre ellos, y sepárense dice Jehová, y dejen de tocar la cosa inmunda’”; “‘y yo los recibiré’”.

 

 ¿Qué tienen de malo las costumbres navideñas?


Siempre se ha dicho que la Navidad es una fiesta tradicional cristiana para celebrar el nacimiento de Jesús. Pero muchas personas se preguntan qué tienen que ver algunas costumbres navideñas con Jesucristo.

Para empezar, está el mito de Santa Claus, o Papá Noel. La imagen que se tiene hoy de este personaje alegre, vestido de rojo, de barba blanca y mejillas rosadas se hizo famosa en un anuncio de 1931 para un refresco. En la década de 1950, en Brasil se intentó sustituir a Santa Claus con un personaje indígena local: Vovô Índio (Abuelo Indio). ¿Se consiguió? Según el profesor Carlos Fantinati, Papá Noel no solo venció al Abuelo Indio, sino también “derrotó al niño Jesús, pasando a ser el representante oficial de la fiesta del 25 de diciembre”. Pero el mito de Santa Claus no es el único elemento extraño de la Navidad. Para saber qué otros hay, retrocedamos a la época de los primeros cristianos.


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La Encyclopedia Britannica menciona: “Durante los primeros dos siglos del cristianismo, los cristianos se negaban a celebrar el nacimiento de los mártires, incluyendo el de Jesús”. ¿Por qué? Porque consideraban la celebración de los cumpleaños una costumbre pagana, algo que debía evitarse por completo. Además, la Biblia no menciona la fecha exacta del nacimiento de Jesús.

A pesar de la postura de los cristianos sobre los cumpleaños, en el siglo cuarto, la Iglesia Católica instituyó la celebración de la Navidad. La Iglesia quería aumentar su influencia, y para lograrlo aprovechó la popularidad de las religiones paganas romanas y sus festividades del solsticio de invierno. Todos los años, desde el 17 de diciembre al 1 de enero “la mayoría de los romanos comían en exceso, apostaban, se iban de parranda y participaban en otras celebraciones para rendir homenaje a sus dioses”, dice la escritora P. Restad en su libro Christmas in America (La Navidad en América). Y el 25 de diciembre acostumbraban festejar el nacimiento del Sol Invicto. Al instituir la Navidad en ese mismo día consiguieron que muchos romanos pasaran de celebrar el nacimiento del Sol a celebrar el de Jesucristo. En su libro Santa Claus, a Biography (La biografía de Santa Claus), Gerry Bowler dice: “Los romanos seguían disfrutando de las costumbres de aquellas fiestas de invierno”. En realidad, celebraban “fiestas nuevas, pero con costumbres viejas”.

Por lo tanto, el verdadero problema con esta festividad es su origen pagano. Stephen Nissenbaum en su libro The Battle for Christmas (La batalla en pro de la Navidad) dice que “la Navidad no era más que una fiesta pagana con disfraz cristiano”. Por lo tanto ofende a Dios y a su Hijo, Jesucristo. ¿Es este un asunto de poca importancia? La Biblia dice: “No participen en nada de lo que hacen los que no son seguidores de Cristo. Lo bueno no tiene nada que ver con lo malo. Tampoco pueden estar juntas la luz y la oscuridad” (2 Corintios 6:14,
Traducción en lenguaje actual). Al igual que el tronco torcido de un árbol, la Navidad está tan retorcida que “no se puede enderezar”.

 (Eclesiastés 1:15). Lo que se hace torcido no se puede enderezar, y no hay manera de contar lo que falta.

¿Qué dice la Biblia acerca de la Navidad?


La Biblia no revela la fecha en que nació Jesús, ni dice que debamos celebrar ese acontecimiento. Una reconocida obra de consulta señala: “La celebración de la Navidad no es un mandato divino, ni tiene su origen en el Nuevo Testamento” (Cyclopedia of Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature, de John McClintock y James Strong).

Repasar la historia de la Navidad deja claro que dicha celebración hunde sus raíces en ritos paganos. La Biblia muestra que si adoramos a Dios de un modo que él no aprueba, en realidad lo ofendemos

 (Éxodo 32:5-7). 5 Cuando Aarón llegó a ver esto, se puso a edificar un altar delante de él. Por fin clamó Aarón y dijo: “Mañana hay fiesta a Jehová”. 6 De modo que al día siguiente se levantaron temprano, y empezaron a ofrecer ofrendas quemadas y a presentar sacrificios de comunión. Después de eso se sentó el pueblo a comer y beber. Entonces se levantaron para divertirse.
7 Jehová ahora dijo a Moisés: “Ve, desciende, porque tu pueblo que hiciste subir de la tierra de Egipto ha actuado ruinosamente.


Historia de las costumbres navideñas

Celebración del nacimiento de Jesús. Los primeros cristianos no celebraban el cumpleaños de Cristo porque “consideraban estas festividades [...] como reliquias de las prácticas paganas” (Las cosas nuestras de cada día).

El 25 de diciembre. No hay prueba de que Jesús haya nacido en esa fecha. Al parecer, los líderes de la Iglesia eligieron una fecha que coincidiera con la época de las celebraciones paganas del solsticio de invierno.

Regalos, banquetes y fiestas. “Las Saturnales, fiestas romanas que se celebraban a mediados de diciembre, sentaron en muchos aspectos el modelo para el jolgorio navideño. De ellas se tomaron, por ejemplo, los banquetes, la entrega de regalos y el encendido de velas.” (The Encyclopedia Americana.) A este respecto, el Diccionario de historia de la Iglesia reconoce: “El jolgorio y el intercambio de regalos tienen origen en el festival romano de las Saturnales (17-24 de diciembre)”. Además, la Encyclopædia Britannica dice que durante las Saturnales se suspendían todas las labores.

Luces navideñas. De acuerdo con The Encyclopedia of Religion, las familias europeas decoraban sus hogares “con luces y hojas perennes de todo tipo” para celebrar el solsticio de invierno y para protegerse de los malos espíritus. Y el Diccionario de historia de la Iglesia afirma: “Los arbustos verdes y las luces vienen de las Calendas de enero (1 de en., el nuevo año) con asociación con el sol”.

Adornos hechos con acebo y muérdago. “Los druidas atribuían poderes mágicos al muérdago en particular. Las hojas de acebo eran veneradas como una promesa del retorno del Sol.” (The Encyclopedia Americana.)

Árbol de Navidad. La Encyclopædia Britannica señala: “El culto a los árboles era común entre los europeos paganos y sobrevivió a la conversión de estos al cristianismo”. Una de las prácticas derivadas de este culto es “colocar un árbol de Navidad a la entrada o en el interior de la casa durante la fiesta invernal”.

¿Por qué muchos cristianos no hacen lo mismo que la mayoría?

Aun sabiendo que la Navidad no concuerda con la Biblia y que su origen es pagano, muchas personas la celebran pensando que no es algo tan serio y que no vale la pena ir en contra de la corriente.

La Biblia nos anima a usar nuestra capacidad de razonar para tomar nuestras propias decisiones

 (Romanos 12:1, 2). Por consiguiente, les suplico por las compasiones de Dios, hermanos, que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios, un servicio sagrado con su facultad de raciocinio. 2 Y cesen de amoldarse a este sistema de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios.

También nos enseña a valorar la verdad

(Juan 4:23, 24). No obstante, la hora viene, y ahora es, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad, porque, en realidad, el Padre busca a los de esa clase para que lo adoren. 24 Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad”.

No es que no nos importe la opinión que otros tengan de nosotros, pero tampoco vamos a desobedecer los principios bíblicos por evitar ir en contra de la corriente.

Si bien es cierto que nosotros optamos por no celebrar la Navidad, cada quien es libre de tomar su propia decisión al respecto. Conscientes de este hecho, no le impedimos a nadie que la celebre.

Que la gracia y la paz de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo este con todos vosotros.