“Huyan de la fornicación”
(Números
22:1-7; Entonces los
hijos de Israel partieron y acamparon en las llanuras desérticas de Moab, al
otro lado del Jordán desde Jericó. 2 Y Balac hijo de Zipor llegó a ver todo lo
que Israel había hecho a los amorreos. 3 Y Moab se atemorizó mucho del pueblo,
porque era numeroso; y Moab empezó a sentir un pavor morboso a causa de los
hijos de Israel. 4 Y Moab procedió a decir a los ancianos de Madián: “Ahora
esta* congregación lamerá todos nuestros alrededores como el toro que lame el
producto verde del campo”.
31:15, 16; De modo que Moisés les dijo: “¿Han conservado viva a toda hembra? ¡Miren! Ellas son las que, por la palabra de Balaam, sirvieron para inducir a los hijos de Israel a cometer infidelidad para con Jehová tocante al asunto de Peor, de modo que vino el azote sobre la asamblea de Jehová.
Revelación 2:14). ”’No obstante, tengo contra ti unas cuantas cosas: que tienes allí a los que tienen firmemente asida la enseñanza de Balaam, el cual anduvo enseñando a Balac a poner un tropiezo delante de los hijos de Israel, a comer cosas sacrificadas a ídolos y a cometer fornicación.
(Números 25:1-9.)
Ahora bien, Israel estaba
morando en Sitim. Entonces el pueblo comenzó a tener relaciones inmorales con
las hijas de Moab. Y las mujeres venían llamando al pueblo a los sacrificios de
sus dioses, y el pueblo empezó a comer y a inclinarse ante los dioses de ellas.
De modo que Israel se apegó al Baal de Peor; y la cólera de Jehová empezó a
encenderse contra Israel. Por lo tanto, Jehová dijo a Moisés: “Toma a todos los
que son cabezas del pueblo y expónlos a Jehová hacia el sol, para que la
ardiente cólera de Jehová se vuelva de contra Israel”. Entonces Moisés dijo a
los jueces de Israel: “Maten cada uno de ustedes a sus hombres que tienen apego
al Baal de Peor”.
(Hebreos 3:12). Cuidado, hermanos, por temor de que alguna vez se desarrolle en alguno de ustedes un corazón inicuo y falto de fe al alejarse del Dios vivo.
El apóstol Pablo tuvo presente esa catástrofe cuando escribió: “Ni practiquemos fornicación, como algunos de ellos cometieron fornicación, de modo que cayeron, veintitrés mil de ellos en un solo día” (1 Corintios 10:8).
(1 Corintios 10:11). Pues bien, estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos, y fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado.
Nos enfrentamos a un mundo cuya obsesión por el sexo es como la de los moabitas, pero a mayor escala. Además, el lazo principal en que cayeron los israelitas, la inmoralidad, es el mismo que atrapa todos los años a miles de cristianos.
(2 Corintios 2:11). para que no seamos alcanzados por Satanás, porque no estamos en ignorancia de sus designios.
Y a imitación de Zimrí, quien tuvo la desfachatez de pasearse con una madianita por el campamento de Israel e introducirla en su propia tienda, algunos han sido una influencia corruptora en la congregación cristiana.
(Números 25:6, Pero, ¡mire!, un hombre de los hijos de Israel vino, y estaba haciendo que se acercara a sus hermanos una madianita, ante los ojos de Moisés y ante los ojos de toda la asamblea de los hijos de Israel, mientras ellos se hallaban llorando a la entrada de la tienda de reunión.
14; A propósito, el nombre del hombre israelita mortalmente herido que fue herido mortalmente con la madianita era Zimrí hijo de Salu, un principal de la casa paterna de los simeonitas.
Judas 4).
Mi razón es que se han
metido disimuladamente ciertos hombres que desde hace mucho han estado señalados
por las Escrituras a este juicio, hombres impíos, que tornan la bondad
inmerecida de nuestro Dios en una excusa para conducta relajada, y que
demuestran ser falsos a nuestro único Dueño y Señor, Jesucristo. Preguntémonos: “¿Me veo yo en las ‘llanuras de Moab’ actuales? ¿Diviso en el horizonte el premio tan esperado, el nuevo mundo?”. Si así es, hagamos todo lo posible por mantenernos en el amor de Dios obedeciendo el mandato: “Huyan de la fornicación”
(1 Corintios 6:18).
Huyan de la fornicación.
Todo otro pecado que el hombre cometa está fuera de su cuerpo, pero el que
practica la fornicación peca contra su propio cuerpo. ¿QUÉ ES LA FORNICACIÓN?.
.
(1 Corintios 6:9; ¡Qué! ¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se extravíen. Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres.
Revelación 22:15). Afuera están los perros y los que practican espiritismo y los fornicadores y los asesinos y los idólatras y todo aquel a quien le gusta la mentira y se ocupa en ella.’
Aun hoy, van a cosechar muchos problemas. Para empezar, no pueden permanecer en la congregación. En muchos casos no solo pierden la tranquilidad de conciencia, la dignidad personal y la confianza de los demás, sino que se enfrentan a discusiones matrimoniales, embarazos no deseados, enfermedades venéreas e incluso la muerte.
(Gálatas 6:7, 8). No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará; porque el que esté sembrando con miras a su carne, segará de su carne la corrupción; pero el que esté sembrando con miras al espíritu, segará del espíritu vida eterna.
¿Valdrá la pena emprender un camino de tanto sufrimiento? Lamentablemente, muchos no piensan en las consecuencias al dar los primeros pasos, uno de los cuales suele ser la pornografía.
(Romanos 1:24-27; Por lo tanto, en conformidad con los deseos de sus corazones, Dios los entregó a la inmundicia, para que sus cuerpos fueran deshonrados entre sí, hasta a los que cambiaron la verdad de Dios por la mentira y veneraron y rindieron servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó, que es bendito para siempre. Amén. Por eso Dios los entregó a apetitos sexuales vergonzosos, porque sus hembras cambiaron el uso natural de sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza; y así mismo hasta los varones dejaron el uso natural de la hembra y se encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con varones, obrando lo que es obsceno y recibiendo en sí mismos la recompensa completa, que se les debía por su error.
Efesios 4:19). Habiendo llegado a estar más allá de todo sentido moral, se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de inmundicia con avidez.
Según una autoridad en la materia, la adicción al sexo es como el cáncer:
“No deja de crecer y de
extenderse, rara vez retrocede, y es muy difícil tratarla y erradicarla”.
Hay que tener muy presentes las palabras de.
Santiago 1:14, 15: “Cada uno es probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo. Entonces el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado; a su vez, el pecado, cuando se ha realizado, produce la muerte”.
Para evitar que esto suceda, ¿qué debemos hacer cuando nos vengan malos deseos? Tomar medidas inmediatas y sacárnoslos de la mente. Por ejemplo, si nos encontramos con imágenes eróticas, ¿qué haremos? Rápidamente, apartar la mirada, apagar la computadora, cambiar de canal de televisión... Lo que sea, con tal de impedir que los deseos inmorales nos consuman y acaben dominándonos.
Mateo 5:29, 30). Pero yo les digo que todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio+ con ella en su corazón. Ahora bien, si ese ojo derecho tuyo te está haciendo tropezar, arráncalo y échalo de ti. Porque más provechoso te es que uno de tus miembros se pierda y no que todo tu cuerpo sea arrojado en el Gehena.
“Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría” (Colosenses 3:5).
Ciertamente, no es fácil alcanzar ese grado de control. Pero contamos con la ayuda de nuestro paciente y amoroso Padre celestial.
(Salmo 68:19). Bendito sea Jehová, que diariamente nos lleva la carga, el Dios verdadero de nuestra salvación.
Por eso, cada vez que nos asalten malos deseos, acudamos sin dilación a él, rogándole que nos dé “poder más allá de lo normal”, y esforcémonos por desviar nuestro pensamiento hacia otros asuntos
(2 Corintios 4:7; Sin embargo, tenemos este tesoro en vasos de barro, para que el poder que es más allá de lo normal sea de Dios y no el que procede de nosotros
1 Corintios 9:27;
Antes bien, aporreo mi
cuerpo y lo conduzco como a esclavo, para que, después de haber predicado a
otros, yo mismo no llegue a ser desaprobado de algún modo. ¿Qué es el “corazón”, y por qué tenemos que protegerlo?.
¿Qué es el “corazón” que debemos proteger? La persona interior, lo que somos realmente a los ojos de Dios. Y es justo eso, lo que Jehová ve en el “corazón” —y no la apariencia que proyectamos—, lo que va a determinar si recibiremos la vida eterna. Así de sencillo, y así de serio. A fin de proteger el corazón, imitemos al fiel Job, quien hizo con sus ojos el compromiso solemne de nunca mirar indecentemente a ninguna mujer.
(Job 31:1). ”Un pacto he celebrado con mis ojos. Por eso, ¿cómo pudiera mostrarme atento a una virgen?
Como el salmista, oremos a Dios: “Haz que mis ojos pasen adelante para que no vean lo que es inútil” (Salmo 119:37).
(Proverbios 13:20; El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal.
1 Corintios 15:33). No se extravíen. Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles.
Así lo muestra el ejemplo de Dina, hija del patriarca Jacob.
(Génesis 34:1). Ahora bien, solía salir Dina la hija de Lea, que esta le había dado a luz a Jacob, para ver a las hijas del país.
Aunque había recibido una buena crianza, cometió la imprudencia de buscar amigas entre las jóvenes de Canaán, pueblo que, como Moab, era famoso por su inmoralidad. (Levítico 18: 6-25).
Por eso, ¿qué pensaría cualquier hombre de la zona al ver a Dina? Que era una presa fácil para ellos. Y Siquem, “el más honorable de toda la casa de su padre”, no fue la excepción.
(Génesis 34:18, 19). Y sus palabras parecieron buenas a los ojos de Hamor y a los ojos de Siquem, el hijo de Hamor, y el joven no tardó en ejecutar la condición, porque de veras se deleitaba en la hija de Jacob, y él era el más honorable de toda la casa de su padre.
(Génesis 34:1-4). Ahora bien, solía salir Dina la hija de Lea, que esta le había dado a luz a Jacob, para ver a las hijas del país. Y llegó a verla Siquem el hijo de Hamor el heveo, un principal del país, y entonces la tomó y se acostó con ella y la violó. Y su alma empezó a adherirse a Dina la hija de Jacob, y se enamoró de la joven, y hablaba persuasivamente a la joven. Por fin Siquem dijo a Hamor su padre: “Consígueme a esta jovencilla por esposa”.
Y Dina no fue la única perjudicada, pues su mala elección de compañías desencadenó una serie de sucesos que sumió a toda su familia en el dolor y el descrédito.
(Génesis 34:7, Y los hijos de Jacob volvieron del campo tan pronto como oyeron de ello; y quedaron los hombres heridos en su sensibilidad, y se encolerizaron mucho, porque él había cometido una locura deshonrosa contra Israel al acostarse con la hija de Jacob, cuando no se debía hacer cosa semejante.
25-31; Sin embargo, aconteció que al tercer día, cuando se hallaban adoloridos, los dos hijos de Jacob: Simeón y Leví, hermanos de Dina, procedieron a tomar cada uno su espada y a ir insospechadamente a la ciudad y a matar a todo varón. Y a Hamor y a Siquem su hijo mataron a filo de espada. Entonces tomaron a Dina de la casa de Siquem y se salieron. Los otros hijos de Jacob atacaron a los hombres mortalmente heridos y se pusieron a saquear la ciudad, porque habían contaminado a su hermana. Tomaron sus rebaños y sus vacadas y sus asnos y lo que había en la ciudad y lo que había en el campo. Y todos sus medios de mantenimiento y todos sus niñitos y sus esposas se los llevaron cautivos, de modo que saquearon todo lo que había en las casas. Ante aquello, Jacob dijo a Simeón y a Leví: “Me han acarreado extrañamiento, haciendo de mí un hedor a los habitantes del país, para los cananeos y los perizitas; mientras que yo soy pocos en número, y ellos ciertamente se reunirán contra mí y me asaltarán y tendré que ser aniquilado, yo y mi casa”. A su vez, ellos dijeron: “¿Había alguien de tratar a nuestra hermana como a una prostituta?”.
Gálatas 6:7, 8). No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará; porque el que esté sembrando con miras a su carne, segará de su carne la corrupción; pero el que esté sembrando con miras al espíritu, segará del espíritu vida eterna.
(Proverbios 13:20). El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal.
Si obedecemos siempre a Dios, llegaremos a comprender cuál es el buen camino, “el derrotero ... de lo que es bueno”, y nos ahorraremos muchos problemas
(Proverbios 2:6-9; Porque Jehová mismo da la sabiduría; procedentes de su boca hay conocimiento y discernimiento. Y para los rectos atesorará sabiduría práctica; para los que andan en integridad él es un escudo, mediante la observación de las sendas del juicio, y él guardará el mismísimo camino de los que le son leales. En tal caso entenderás justicia y juicio y rectitud, el derrotero entero de lo que es bueno.
Salmo 1:1-3).
Feliz es el hombre que no ha
andado en el consejo de los inicuos, y en el camino de los pecadores no se ha
parado, y en el asiento de los burladores no se ha sentado.
(Mateo 24:45 - 47; ”¿Quién es, verdaderamente, el esclavo fiel y discreto a quien su amo nombró sobre sus domésticos, para darles su alimento al tiempo apropiado? ¡Feliz es aquel esclavo si su amo, al llegar, lo hallara haciéndolo así! En verdad les digo: Lo nombrará sobre todos sus bienes.
Santiago 1:5). Por lo tanto, si alguno de ustedes tiene deficiencia en cuanto a sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos, y sin echar en cara; y le será dada.
Además, es preciso ser humildes y aceptar los consejos de las Escrituras.
(2 Reyes 22:18, 19).
Y en cuanto al rey de Judá
que los envía a inquirir de Jehová, esto es lo que deben decirle: ‘Esto es lo
que ha dicho Jehová el Dios de Israel: “En cuanto a las palabras que has oído:
por razón de que tu corazón estuvo blando, de manera que te humillaste a causa
de Jehová al oír lo que he hablado contra este lugar y sus habitantes para que
llegue a ser objeto de pasmo e invocación de mal, y entonces rasgaste tus
prendas de vestir y te pusiste a llorar delante de mí, yo, sí, yo, he oído es
la expresión de Jehová. Para ilustrar este punto, pensemos en lo siguiente. Seguramente todos reconocemos que el corazón es traicionero y desesperado.
(Jeremías 17:9). ”El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa, y es desesperado. ¿Quién puede conocerlo?.
Pero a la hora de la verdad, cuando tenemos que recibir consejos directos y ayuda amorosa, ¿somos humildes y los aceptamos, o dejamos que el corazón nos engañe?.
(Proverbios 28:26.)
El que confía en su propio
corazón es estúpido, pero el que anda con sabiduría es el que escapará. Y seguro nos vienen a la mente otros principios que ayudarían al padre a razonar con su hija sobre este asunto.
Proverbios 22:3; Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse, pero los inexpertos han pasado adelante y tienen que sufrir la pena.
Mateo 6:13; Y no nos dejes caer el la tentación mal líbranos del mal.
26:41).
Manténganse alerta y oren de
continuo, para que no entren en tentación. El espíritu, por supuesto, está
pronto, pero la carne es débil”.
¿CÓMO PUEDO LIBRARME DE UN VICIO?
(Mateo 5:27, 28.) Pero yo les digo que todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Ahora bien, si ese ojo derecho tuyo te está haciendo tropezar, arráncalo y échalo de ti. Porque más provechoso te es que uno de tus miembros se pierda y no que todo tu cuerpo sea arrojado en el Gehena.
(Proverbios 22:3.) Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse, pero los inexpertos han pasado adelante y tienen que sufrir la pena.
(Mateo 5:29, 30.)
Ahora bien, si ese ojo
derecho tuyo te está haciendo tropezar, arráncalo y échalo de ti. Porque más
provechoso te es que uno de tus miembros se pierda y no que todo tu cuerpo sea
arrojado en el Gehena. También, si tu mano derecha te está haciendo tropezar,
córtala y échala de ti. Porque más provechoso te es que uno de tus miembros se
pierda y no que todo tu cuerpo vaya a parar al Gehena. ¿Estoy dispuesto a hablar de mi problema con mi padre, mi madre o algún hermano espiritual maduro?.
(Proverbios 1:8, 9; Escucha, hijo mío, la disciplina de tu padre, y no abandones la ley de tu madre. Porque son una guirnalda de atracción a tu cabeza y un collar fino a tu garganta.
Gálatas 6:1, 2.)
Hermanos, aunque un hombre
dé algún paso en falso antes que se dé cuenta de ello, ustedes los que tienen
las debidas cualidades espirituales traten de reajustar a tal hombre con
espíritu de apacibilidad, vigilándote a ti mismo, por temor de que tú también
seas tentado. Sigan llevando las cargas.
(Proverbios 3:5, 6; Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas.
Santiago 1:5 - 6.) Por lo tanto, si alguno de ustedes tiene deficiencia en cuanto a sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos, y sin echar en cara; y le será dada. Pero que siga pidiendo con fe, sin duda nada.
(Génesis 30:20-24). Entonces dijo Lea: “Dios me ha dotado a mí, sí, a mí, con una buena dote. Por fin me tolerará mi esposo, porque le he dado a luz seis hijos”. De modo que lo llamó por nombre Zabulón. Y después dio a luz una hija y entonces la llamó por nombre Dina. Por fin Dios se acordó de Raquel, y Dios la oyó y le respondió, por cuanto le abrió la matriz. Y ella quedó encinta y dio a luz un hijo. Entonces dijo: “¡Dios ha quitado mi oprobio!”. De modo que lo llamó por nombre José, diciendo: “Jehová me añade otro hijo”.
De pequeño, había visto los terribles resultados de la imprudencia de su hermana. Sin duda, esos recuerdos, así como el firme deseo de mantenerse en el amor de Dios, lo protegieron años después, cuando era esclavo en Egipto y la esposa de su amo intentaba “día tras día” seducirlo. Siendo un esclavo, no podía renunciar a su cargo e irse. No tenía más remedio que armarse de valor y afrontar con sabiduría la situación. Y así lo hizo, negándose vez tras vez a acceder a los deseos de aquella mujer y, finalmente, huyendo de su presencia.
(Génesis 39:7-12). Ahora bien, después de estas cosas aconteció que la esposa de su amo empezó a alzar los ojos hacia José y a decir: “Acuéstate conmigo”. Pero él rehusaba, y decía a la esposa de su amo: “Mira que mi amo ignora lo que está conmigo en la casa, y todo lo que tiene lo ha dado en mi mano. No hay nadie mayor que yo en esta casa, y él no ha retenido de mí cosa alguna salvo a ti, porque eres su esposa. Así es que, ¿cómo podría yo cometer esta gran maldad y realmente pecar contra Dios?”. Resultó, pues, que al hablar ella a José día tras día, él no la escuchó para acostarse a su lado, para continuar con ella. Pero sucedió que en este día, como en otros días, él entró en la casa para atender a su negocio, y no había ninguno de los hombres de la casa allí en la casa. Entonces ella se agarró de él por su prenda de vestir, y dijo: “¡Acuéstate conmigo!”. Pero él dejó su prenda de vestir en la mano de ella y echó a huir y salió afuera.
(Proverbios 27:11.)
Sé sabio, hijo mío, y
regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con
escarnio. Más tarde, José fue encarcelado, pero Jehová se encargó de que saliera en libertad y se convirtiera en primer ministro y administrador de víveres de todo Egipto.
(Génesis 41:39-49).
Después Faraón dijo a José:
“Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto,+ no hay nadie tan discreto y sabio
como tú. Tú estarás personalmente sobre mi casa, y todo mi pueblo te obedecerá
sin reserva. Solo en cuanto al trono seré yo más grande que tú”. Y añadió Faraón
a José: “Mira, de veras te coloco sobre toda la tierra de Egipto”. Con eso se
quitó Faraón su anillo de sellar de su propia mano y lo puso en la mano de José,
y lo vistió con prendas de vestir de lino fino y le colocó un collar de oro
alrededor del cuello. Además, hizo que fuera montado en el segundo carro de
honor que tenía, para que clamaran delante de él: “¡Avrekj!”, y así lo puso
sobre toda la tierra de Egipto.
Su experiencia confirma las
palabras de Salmo
97:10: “Oh amadores
de Jehová, odien lo que es malo. Él está guardando las almas de los que le son
leales; de la mano de los inicuos los libra”.
Por ejemplo, un joven africano cuenta que una compañera de estudios tuvo la desvergüenza de ofrecerle favores sexuales si le daba las respuestas durante un examen de matemáticas. “Me negué de plano —explica—. Al mantenerme fiel a mis principios, no perdí mi dignidad, que para mí vale más que todo el oro del mundo.” Es cierto que uno pudiera “disfrutar temporalmente del pecado”, pero, por lo general, esas alegrías pasajeras no traen más que disgustos.
(Hebreos 11:25). Escogiendo ser maltratado con el pueblo de Dios más bien que disfrutar temporalmente del pecado.
Además, no tienen ni punto de comparación con la felicidad eterna que conseguiremos obedeciendo a Jehová.
(Proverbios 10:22). La bendición de Jehová... eso es lo que enriquece, y él no añade dolor con ella.
(Romanos 7: 21-25). Hallo, pues, esta ley en el caso mío: que cuando deseo hacer lo que es correcto, lo que es malo está presente conmigo. Verdaderamente me deleito en la ley de Dios conforme al hombre que soy por dentro, pero contemplo en mis miembros otra ley que guerrea contra la ley de mi mente y que me conduce cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Hombre desdichado que soy! ¿Quién me librará del cuerpo que está padeciendo esta muerte? ¡Gracias a Dios mediante Jesucristo nuestro Señor! Así pues, con mi mente yo mismo soy esclavo a la ley de Dios, pero con mi carne a la ley del pecado.
Jehová lo sabe, pues “se acuerda de que somos polvo”.
(Salmo 103:14).
Pues él mismo conoce bien la
formación de nosotros, y se acuerda de que somos polvo. Pero ¿y si llegamos a cometer un pecado grave? ¿Ya no hay remedio? De ningún modo. Es cierto que pudiéramos cosechar amargos frutos, como le ocurrió al rey David. No obstante, Dios siempre está “listo para perdonar [nos]” si nos arrepentimos y “conf[esamos] abiertamente [los] pecados”.
(Salmo 86:5; Porque
tú, oh Jehová, eres bueno y estás listo para perdonar; y la bondad amorosa para
con todos los que te invocan es abundante. Santiago 5:16; Por lo tanto, confiesen abiertamente sus pecados unos a otros y oren unos por otros, para que sean sanados. El ruego del hombre justo, cuando está en acción, tiene mucho vigor.
Proverbios 28:13). El que encubre sus transgresiones no tendrá éxito, pero al que las confiesa y las deja se le mostrará misericordia.
(Efesios 4:8, Por lo cual él dice: “Cuando ascendió a lo alto se llevó cautivos; dio dádivas en hombres”.
12; Con miras al reajuste de los santos, para obra ministerial, para la edificación del cuerpo del Cristo.
Santiago 5:14, 15). ¿Hay alguno enfermo entre ustedes? Que llame a sí a los ancianos de la congregación, y que ellos oren sobre él, untándolo con aceite en el nombre de Jehová. Y la oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará. También, si hubiera cometido pecados, se le perdonará.
Si hemos pecado, nos ayudarán a fortalecer nuestra relación con Dios y a dar un paso que contribuirá a que no reincidamos. ¿Cuál? “Adqui[rir] corazón.”
(Proverbios 15:32.) Cualquiera que esquiva la disciplina rechaza su propia alma, pero el que escucha la censura adquiere corazón.
¿Cómo aplicamos este consejo?.
La Biblia habla, por un lado, del hombre “falto de corazón”, y por otro, del que “adquiere corazón”
(Proverbios 7:7). Para poder atisbar a los inexpertos. Estaba interesado en discernir entre los hijos a un joven falto de corazón.
¿Quién es el individuo “falto de corazón”? El que carece de discernimiento y buen juicio, sea por inmadurez espiritual o por falta de experiencia en el servicio a Dios. Por eso, es más propenso a cometer pecados graves, como el joven del que habla.
Proverbios 7:6-23.
Porque estando yo a la
ventana de mi casa, miré hacia abajo por mi celosía, para poder atisbar a los
inexpertos. Estaba interesado en discernir entre los hijos a un joven falto de
corazón, que iba pasando por la calle cerca de la esquina de ella; y en el
camino a la casa de ella marcha él, en el crepúsculo, al atardecer del día, al
acercarse la noche y las tinieblas. Y, ¡mira!, allí estaba una mujer que salía a
su encuentro, con la prenda de vestir de una prostituta, y astuta de corazón.
Alborotadora es, y terca. En su casa no siguen residiendo sus pies. Ahora está
fuera, ahora está en las plazas públicas, y cerca de todas las esquinas se pone
al acecho. Y se ha asido de él y le ha dado un beso. Ha adoptado un rostro
descarado, y empieza a decirle: “Tenía que ofrecer sacrificios de comunión. Hoy
he pagado mis votos. Por eso he salido a tu encuentro, para buscar tu rostro, a
fin de hallarte. He adornado mi diván con colchas, con cosas de muchos colores,
lino de Egipto. He rociado mi cama con mirra, áloes y canela. De veras ven,
saciémonos bebiendo del amor hasta la mañana; sí, gocemos el uno del otro con
expresiones de amor. Porque el esposo no está en casa; se ha ido viajando por un
camino de bastante distancia. Una bolsa de dinero ha llevado en la mano. El día
de la luna llena vendrá a su casa”.
¿Y quién es el hombre que “adquiere corazón”? El que se preocupa por el estado de su persona interior, y por ello estudia regularmente la Palabra de Dios con la ayuda de la oración. Al grado que se lo permite la imperfección, lucha por que sus pensamientos, deseos, emociones y metas complazcan a Jehová. Así muestra que “ama su propia alma” —es decir, que se está haciendo bien a sí mismo— y que quiere “hallar el bien”.
(Proverbios 19:8). El que adquiere corazón ama su propia alma. El que guarda el discernimiento va a hallar el bien.
(Salmo 19:7-10; La
ley de Jehová es perfecta, hace volver el alma. El recordatorio de Jehová es
fidedigno, hace sabio al inexperto. Las órdenes de Jehová son rectas, hacen
regocijar el corazón;
Isaías 48:17, 18).
Esto es lo que ha dicho
Jehová, tu Recomprador, el Santo de Israel: “Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que
te enseña para que te beneficies a ti mismo, Aquel que te hace pisar en el
camino en que debes andar. ¡Oh, si realmente prestaras atención a mis
mandamientos! Entonces tu paz llegaría a ser justamente como un río, y tu
justicia como las olas del mar. Si tuviéramos la más mínima duda, ¿qué podemos hacer? Meditar en las consecuencias que tendría desatender las leyes de Dios. También es preciso que “gustemos y veamos que Jehová es bueno”, viviendo la verdad y llenando la mente de ideas sanas, de pensamientos verdaderos, justos, castos, amables y virtuosos.
(Salmo 34:8; Gusten y vean que Jehová es bueno; feliz es el hombre físicamente capacitado que se refugia en él.
Filipenses 4:8, 9).
Finalmente, hermanos,
cuantas cosas sean verdaderas, cuantas sean de seria consideración, cuantas sean
justas, cuantas sean castas, cuantas sean amables, cuantas sean de buena
reputación, cualquier virtud que haya y cualquier cosa que haya digna de
alabanza, continúen considerando estas cosas. Cuanto más nos esforcemos, más aumentará nuestro amor por Dios y por las cosas que el ama, y más odio sentiremos por todo lo que él odia. Recordemos a José. No era un superhombre, pero logró “huir de la fornicación”. ¿Por qué? Porque permitió que Jehová lo moldeara a lo largo de los años y le fortaleciera el corazón. Y lo mismo tenemos que hacer nosotros.
(Isaías 64:8).
Y ahora, oh Jehová, tú eres
nuestro Padre. Nosotros somos el barro, y tú eres nuestro Alfarero; y todos
somos la obra de tu mano.
(Proverbios 5:18). Resulte bendita tu fuente de aguas, y regocíjate con la esposa de tu juventud.
En los próximos dos capítulos examinaremos cómo ve Dios el matrimonio.
“Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo.” (Salmo 97:10.)
(Levítico 18: 6-25).
”’No deben acercarse
ustedes, ningún hombre de ustedes, a nadie que sea parienta carnal próxima de él
para poner al descubierto desnudez. Yo soy Jehová. La desnudez de tu padre y la
desnudez de tu madre no debes poner al descubierto. Es tu madre. No debes poner
al descubierto su desnudez.
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