¿QUÉ ENCIERRA EL

 

 FUTURO?

 

Montañas y un cielo estrellado

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¿Se ha preguntado alguna vez qué futuro le espera a usted y a su familia? La Biblia dice:

“Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella” (Salmo 37:29).

Este estudio explicaremos las cosas maravillosas que hará Dios por el bien de la Tierra y de la humanidad, y lo que usted tiene que hacer para disfrutar de ellas.

 

El deseo de conocer el futuro

 

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¿Alguna vez se ha preguntado cómo será su futuro y el de su familia? ¿Cree que nadarán en la abundancia y se sentirán queridos, o pasarán necesidad y se sentirán solos? ¿Tendrán una vida larga, o una muerte prematura? Desde hace miles de años, la gente se ha hecho preguntas como estas.

Hoy en día, los expertos hacen pronósticos basándose en estudios sobre las tendencias mundiales. Aunque muchas de esas predicciones se han cumplido, otras han sido un rotundo fracaso. Por ejemplo, en 1912, Guglielmo Marconi, inventor de un sistema de telegrafía inalámbrico, predijo lo siguiente: “La llegada de la era inalámbrica hará imposible la guerra”. Y un agente de la compañía discográfica Decca Record rechazó a los Beatles en 1962 porque creía que los grupos que tocaban la guitarra estaban acabados.

Por otro lado, hay personas que recurren a lo sobrenatural para conocer su futuro. Algunas consultan a astrólogos; de hecho, los horóscopos son secciones fijas de muchas revistas y periódicos. Otras acuden a adivinos o videntes que afirman que pueden “leer” el futuro en las cartas del tarot, en los números o en las rayas de la mano.

En la antigüedad, para conocer el futuro, algunas personas consultaban a los oráculos, es decir, a los sacerdotes o sacerdotisas que transmitían el mensaje del dios al que representaban. Eso fue lo que al parecer hizo Creso, rey de Lidia. Antes de enfrentarse a Ciro de Persia, envió ofrendas muy valiosas al oráculo de Delfos (Grecia) para averiguar el desenlace de la batalla. El oráculo le dijo que, si marchaba contra Ciro, destruiría “un gran imperio”. Convencido de que vencería, Creso se enfrentó a Ciro, pero el imperio que destruyó fue el suyo.

La ambigua predicción del oráculo fue inútil, pues se habría cumplido sin importar quién ganara la batalla. A Creso, esa información errónea le salió muy cara, de hecho, fue su ruina. ¿Les ha ido mejor a quienes hoy en día utilizan otros métodos para predecir el futuro?


La astrología y la adivinación: ¿pueden predecir el futuro?

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LA ASTROLOGÍA

La astrología afirma que las estrellas, la Luna y los planetas ejercen una poderosa influencia en la vida de la gente. Según los astrólogos, la posición que tienen los astros cuando un niño nace determina su personalidad y su futuro.

Aunque los orígenes de la astrología se remontan a la antigua Babilonia, hoy en día esta forma de predicción sigue siendo muy popular. Una encuesta realizada en 2012 en Estados Unidos reveló que 1 de cada 3 personas creía que la astrología era “una especie de ciencia”, y un 10% dijo que era “una ciencia”. ¿Pero lo es? No. Veamos por qué.

Las estrellas y los planetas no pueden influir en la gente como aseguran los astrólogos.

Con frecuencia, las predicciones son tan generales que valdrían para cualquier persona.

Los cálculos astrológicos aún se basan en la antigua creencia de que los planetas giran alrededor de la Tierra, cuando, en realidad, giran alrededor del Sol.

Las predicciones que diferentes astrólogos hacen para una misma persona no coinciden.

La astrología clasifica a las personas en 12 categorías o signos del Zodiaco según su fecha de nacimiento. Pero, como la posición de la Tierra en el espacio ha cambiado con el paso de los siglos, las fechas de los signos del Zodiaco ya no corresponden con el momento en el que el Sol pasa por las constelaciones que les dieron nombre.

Se cree que los signos del Zodiaco determinan cómo es una persona, pero lo cierto es que quienes han nacido el mismo día no tienen la misma forma de ser. La fecha de nacimiento no nos dice nada sobre la personalidad de alguien. En lugar de juzgar a una persona por su carácter y comportamiento, los astrólogos se crean una opinión de ella basándose en suposiciones. ¿No es esta una forma de prejuicio?

 

LA ADIVINACIÓN

Desde tiempos antiguos, la gente ha consultado a los adivinos. Algunos de ellos intentaban “leer” el futuro analizando vísceras humanas o de animales, o la forma en que un gallo picoteaba el grano. Otros basaban sus predicciones en los dibujos que dejaban los posos del té o del café. Hoy se utilizan otros métodos, como las cartas del tarot, la bola de cristal o los dados. Pero ¿es confiable la adivinación? No, en absoluto. Veamos por qué.

Analicemos su falta de coherencia. Las predicciones a menudo se contradicen, tanto si se usan métodos de adivinación distintos como si se usa el mismo método. Por ejemplo, si una persona pregunta sobre su futuro a dos adivinos y estos “leen” las mismas cartas, lo lógico sería que sus respuestas fueran iguales, pero con frecuencia no lo son.

Sus métodos y motivos también han sido cuestionados. Hay quien afirma que los adivinos en realidad “leen” las reacciones de la gente y que las cartas y las bolas de cristal son solo parte del decorado. Por ejemplo, algunos adivinos profesionales hacen preguntas generales y están atentos a las respuestas verbales y no verbales del cliente. Luego presentan esa información como si ellos la hubieran adivinado, aunque en realidad fue el cliente quien se la dio sin darse cuenta. Una vez que se han ganado la confianza del cliente, logran obtener grandes sumas de dinero.

 

¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

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La astrología y la adivinación se basan en la creencia de que nuestro futuro está escrito. ¿Pero es así? La Biblia dice que podemos decidir qué creer o qué hacer, y que nuestras decisiones influyen en nuestro futuro.

(Josué 24:15). Ahora, si es malo a sus ojos servir a Jehová, escójanse hoy a quién quieren servir, si a los dioses a quienes sirvieron sus antepasados que estaban al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra están morando. Pero en cuanto a mí y a mi casa, nosotros serviremos a Jehová”.

Quienes desean agradar a Dios tienen otra razón para rechazar la astrología y la adivinación: él condena todas esas prácticas. La Biblia dice:

“No debería hallarse en ti nadie [...] que emplee adivinación, practicante de magia ni nadie que busque agüeros ni hechicero, ni uno que ate a otros con maleficio ni nadie que consulte a un médium espiritista o a un pronosticador profesional de sucesos ni nadie que pregunte a los muertos. Porque todo el que hace estas cosas es algo detestable a Jehová”  (Deuteronomio 18:10-12).

 

Profecías que sí se han cumplido

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Antes mencionamos que el oráculo de Delfos engañó a Creso, lo que hizo que se enfrentara al rey de Persia y fuera derrotado. Sin embargo, la Biblia contiene una profecía sorprendente relacionada con el rey de Persia que sí se cumplió al pie de la letra.

Con unos doscientos años de antelación —mucho antes de que este rey naciera—, el profeta hebreo Isaías mencionó su nombre, Ciro, y describió cómo conquistaría la poderosa ciudad de Babilonia.

Isaías 44:24, 27, 28. “Esto es lo que ha dicho Jehová, [...] Aquel que dice a la profundidad acuosa: ‘Evapórate; y secaré todos tus ríos’; Aquel que dice de Ciro: ‘Es mi pastor, y todo aquello en que me deleito él lo llevará a cabo por completo’; aun en mi decir de Jerusalén: ‘Será reedificada’, y del templo: ‘Te será colocado tu fundamento’”.

Según el historiador griego Heródoto, el ejército de Ciro desvió el río Éufrates, que atravesaba la ciudad de Babilonia. Gracias a esta estrategia, las tropas de Ciro pudieron entrar en la ciudad caminando por el lecho del río. Tras la conquista, Ciro liberó a los judíos que estaban cautivos en Babilonia y les permitió regresar a Jerusalén y reconstruir la ciudad, que había sido destruida setenta años antes.

Isaías 45:1. “Esto es lo que ha dicho Jehová a su ungido, a Ciro, a quien he asido de la diestra, para sojuzgar delante de él naciones, para que yo desciña hasta las caderas de reyes; para abrir delante de él las puertas de dos hojas, de modo que las puertas mismas no estén cerradas”.

Los persas entraron en la ciudad a través de las imponentes puertas de dos hojas que, por descuido, se habían quedado abiertas. Si los babilonios hubieran sabido lo que Ciro planeaba, habrían cerrado todas las puertas que daban al río. Como no lo hicieron, la ciudad quedó desprotegida.

Esta sorprendente profecía es solo una de las muchas que encontramos en la Biblia y que se han cumplido con todo detalle. A diferencia de las predicciones humanas, que muchas veces se atribuyen a dioses falsos, las profecías bíblicas provienen del Dios verdadero, quien se describió a sí mismo como “Aquel que declara desde el principio el final, y desde hace mucho las cosas que no se han hecho” (Isaías 46: 10).

Solo Jehová, el único Dios verdadero, puede afirmar algo así. Según parece, su nombre significa “Él Hace que Llegue a Ser”, lo que indica que tiene la capacidad de predecir el futuro y de hacer que se cumpla su voluntad. Esto nos garantiza que Dios puede cumplir todo lo que promete.



PROFECÍAS QUE HOY SE ESTÁN CUMPLIENDO

¿Le gustaría saber lo que predice la Biblia para nuestros días? Hace unos dos mil años, la Biblia indicó que “los últimos días” serían críticos y difíciles. ¿Últimos días de qué? No de la Tierra o de sus habitantes, sino de los conflictos, de la opresión y del sufrimiento que han plagado a la humanidad durante miles de años. Analicemos solo algunas de las profecías que describen “los últimos días”.

2 Timoteo 3:1-5. “En los últimos días [...,] los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder”.

¿Ha notado que cada vez hay más gente así? ¿No le parece que vivimos rodeados de personas orgullosas y que solo piensan en sí mismas y en el dinero? ¿Que la gente se ha vuelto cada vez más exigente y está menos dispuesta a ceder? Seguramente, también ha observado que muchos hijos son desobedientes a sus padres y que la gente ama los placeres más que a Dios. Y la situación sigue empeorando.

Mateo 24:6, 7. “Ustedes van a oír de guerras e informes de guerras. [...] Se levantará nación contra nación y reino contra reino”.

Según ciertos cálculos, la cantidad de personas que han muerto a causa de las guerras y los conflictos armados desde 1914 asciende a más de 100 millones, cifra que supera la cantidad de habitantes de muchos países. Imagínese las lágrimas, el dolor y el sufrimiento que hay detrás de esa escalofriante cifra. ¿Ha servido esto para que las naciones pongan fin a la guerra?

Mateo 24:7. “Habrá escaseces de alimento”.

El Programa Mundial de Alimentos afirmó: “El mundo produce suficiente alimento para todos sus habitantes, pero 815 millones de personas —1 de cada 9— se van a la cama con el estómago vacío. Y son más —1 de cada 3— los que sufren algún tipo de desnutrición”. Se calcula que todos los años mueren de hambre más de tres millones de niños.

Lucas 21:11. “Habrá grandes terremotos”.

Anualmente, se registran 50.000 terremotos lo suficientemente fuertes como para que los perciba el ser humano y 100 que causan daños considerables a edificios. Además, casi todos los años se produce un terremoto de gran magnitud. Según un cálculo, entre el año 1975 y el 2000, los terremotos han segado la vida de 471.000 personas.

Mateo 24:14. “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”.

Actualmente millones de cristianos han estado predicando las buenas noticias del Reino de Dios, prácticamente en todo rincón del planeta. Su mensaje se escucha en las bulliciosas ciudades y en los pueblos aislados, en las selvas y en las montañas. Esa profecía también dice que, cuando Dios considere que se ha predicado suficiente, “vendrá el fin”. ¿Qué significa eso? Significa el fin de los gobiernos humanos y el amanecer de una nueva era bajo el Reino de Dios. ¿Qué promesas hará realidad este Reino? Seguir este estudio le ayudara a encontrar la respuesta.

 

Testigo silencioso de una profecía exacta

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EN EL CORAZÓN DE ROMA (ITALIA) SE ALZA UN ARCO DE TRIUNFO QUE ATRAE A VISITANTES DE TODO EL MUNDO. FUE CONSTRUIDO EN HONOR A TITO, UNO DE LOS EMPERADORES ROMANOS MÁS QUERIDOS DE LA HISTORIA.

El Arco de Tito tiene dos grandes relieves que representan un importante acontecimiento histórico. Ahora bien, pocas personas conocen la fascinante relación que existe entre este monumento y la Biblia. El Arco de Tito es un testigo silencioso de la sorprendente exactitud de las profecías bíblicas.


UNA CIUDAD SENTENCIADA

Para el año 30 de nuestra era, el Imperio romano se extendía desde Britania y la Galia (Francia) hasta Egipto, y todos sus dominios disfrutaban de una estabilidad y prosperidad sin precedentes. Sin embargo, había una región lejana que era un constante quebradero de cabeza para Roma: la rebelde provincia de Judea.

La Encyclopedia of Ancient Rome explica: “En pocos territorios del Imperio romano existía tanta antipatía entre gobernantes y gobernados como en la provincia de Judea. Los judíos estaban molestos porque sus gobernantes eran extranjeros y no respetaban sus tradiciones. Y Roma no estaba dispuesta a tolerar la terquedad de los judíos”. Muchos de ellos esperaban que un mesías político los liberara del detestable yugo romano y devolviera a Israel todo su esplendor. Sin embargo, en el año 33, Jesucristo afirmó que Jerusalén estaba condenada al desastre.

Jesús predijo:

“Vendrán días sobre ti en que tus enemigos edificarán en derredor de ti una fortificación de estacas puntiagudas y te rodearán y te afligirán de todos lados, y te arrojarán al suelo, a ti y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra” (Lucas 19:43, 44).

Sin duda, las palabras de Jesús desconcertaron a sus discípulos. Dos días después, mientras contemplaban el templo de Jerusalén, uno de ellos exclamó: “Maestro, ¡mira!, ¡qué clase de piedras y qué clase de edificios!”. Y con razón, pues se sabe que algunas piedras del templo medían nada menos que 11 metros (35 pies) de largo, 5 metros (15 pies) de ancho y 3 metros (10 pies) de alto. Sin embargo, Jesús les contestó:

“En cuanto a estas cosas que contemplan, vendrán los días en que no se dejará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada” (Marcos 13:1; Lucas 21:6).

Y luego añadió:

“Cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado. Entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas, y los que estén en medio de Jerusalén retírense, y los que estén en los lugares rurales no entren en ella” (Lucas 21:20, 21).

¿Se cumplieron las palabras de Jesús?


EL FIN DE UNA CIUDAD

Durante treinta y tres años, los judíos soportaron el yugo romano. Finalmente, en el año 66, el procurador de Judea, Gesio Floro, robó dinero de la tesorería sagrada del templo. Esa fue la gota que colmó el vaso. Rápidamente, los rebeldes judíos irrumpieron en Jerusalén, masacraron a la guarnición romana y declararon su independencia de Roma.

Unos tres meses después, más de treinta mil soldados romanos, comandados por Cestio Galo, se dirigieron a Jerusalén para aplastar la rebelión. Los romanos enseguida penetraron en la ciudad y socavaron el muro exterior del templo. Entonces, sin razón aparente, se retiraron. Eufóricos, los judíos rebeldes salieron rápidamente tras ellos. Esto permitió que los cristianos siguieran el consejo de Jesús y huyeran de Jerusalén hacia las montañas, al otro lado del río Jordán.

(Mateo 24:15, 16). ”Por lo tanto, cuando alcancen a ver la cosa repugnante que causa desolación, como se habló de ella por medio de Daniel el profeta, de pie en un lugar santo (use discernimiento el lector), 16 entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas.

Al año siguiente, Roma reanudó su campaña contra Judea y puso al mando del ejército al general Vespasiano y a su hijo Tito. Sin embargo, poco después de la muerte del emperador Nerón en el año 68, Vespasiano regresó a Roma para asumir el control imperial, y la campaña contra Judea quedó en manos de Tito, que comandaba un ejército de sesenta mil soldados.

En junio del año 70, Tito ordenó a sus soldados que talaran los árboles de Judea para construir una cerca de estacas puntiagudas de 7 kilómetros (4, 5 millas) de largo alrededor de Jerusalén. Tan solo tres meses después, los romanos ya habían saqueado e incendiado la ciudad y el templo. Tal como predijo Jesús, no dejaron piedra sobre piedra.

(Lucas 19:43, 44). Porque vendrán días sobre ti en que tus enemigos edificarán en derredor de ti una fortificación de estacas puntiagudas y te rodearán y te afligirán de todos lados, 44 y te arrojarán al suelo, a ti y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no discerniste el tiempo en que se te inspeccionaba”.

Según un cálculo conservador, “entre 250.000 y 500.000 personas perdieron la vida en Jerusalén y en el resto del país”.


Una línea de tiempo desde el año 33, cuando Jesús predijo la destrucción de Jerusalén, hasta el año 81, cuando murió Tito

 

UN TRIUNFO IMPERIAL

En el año 71, Tito regresó a Italia, y Roma lo recibió con todos los honores. La ciudad entera salió a celebrar una de las mayores procesiones triunfales jamás vistas en la capital.

Las multitudes quedaban deslumbradas al ver pasar tesoros tan fabulosos por las calles de Roma. Ante sus ojos desfilaban naves que habían sido capturadas, carrozas enormes en las que se representaban escenas de la guerra y objetos saqueados del templo de Jerusalén.

En el año 79, tras la muerte de su padre, Vespasiano, Tito se convirtió en emperador, pero murió de repente solo dos años después. Domiciano, su hermano, subió al poder y poco tiempo después levantó un arco de triunfo en honor a Tito.


EL ARCO EN LA ACTUALIDAD

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El Arco de Tito en la actualidad (Roma)

El Arco de Tito despierta gran admiración entre los cientos de miles de turistas que visitan el Foro romano todos los años. Algunos lo consideran una majestuosa obra de arte; otros, un homenaje al poder de la Roma imperial, y otros, un monumento dedicado a la caída de Jerusalén y su templo.

Sin embargo, para un buen estudiante de la Biblia, el Arco de Tito tiene un significado especial. Es un testigo silencioso de que las profecías de la Biblia son exactas, confiables e inspiradas por Dios.

(2 Pedro 1:19-21). Por consiguiente, tenemos la palabra profética hecha más segura; y ustedes hacen bien en prestarle atención como a una lámpara que resplandece en un lugar oscuro, hasta que amanezca el día y el lucero se levante, en sus corazones. 20 Porque ustedes saben esto primero, que ninguna profecía de la Escritura proviene de interpretación privada alguna. 21 Porque la profecía no fue traída en ningún tiempo por la voluntad del hombre, sino que hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo.

 

Promesas que se cumplirán


Las buenas noticias del Reino de Dios se están predicando en toda la Tierra, tal como profetizó Jesús

(Mateo 24:14). Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.

El libro bíblico de Daniel explica que este Reino es un gobierno de origen divino. El capítulo 2 de ese libro predice una sucesión de potencias o reinos que va desde la antigua Babilonia hasta nuestros días y, en el versículo 44, nos dice lo que pasará después: Daniel 2: 44. “El Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”.

Daniel 2: 44. ”Y en los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.

Tanto esta como otras profecías de la Biblia predicen que el Reino de Dios reemplazará a todos los gobiernos humanos y traerá orden y estabilidad a la Tierra. ¿Cómo será la vida bajo ese Reino? Veamos a continuación algunas de las maravillosas promesas que pronto se harán realidad.


NO HABRÁ GUERRAS

Salmo 46:9. Dios “hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego”.

¿Se imagina cómo sería el mundo si todos los recursos y el conocimiento que se dedican a fabricar armamento se dedicaran a ayudar a la gente? Bajo el Reino de Dios, la promesa de poner fin a las guerras se hará realidad.


NO HABRÁ ENFERMEDADES

Isaías 33:24. “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’”.

Imagínese un mundo sin enfermedades del corazón ni cáncer ni diabetes ni ninguna otra dolencia. En un mundo así no harían falta hospitales ni medicinas. Pues bien, eso es lo que todos los habitantes de la Tierra tendrán: salud perfecta.


NO HABRÁ HAMBRE

Salmo 72:16. “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia”.

La Tierra producirá suficiente alimento para todos, y se distribuirá bien. El hambre y la desnutrición dejarán de existir.


NO HABRÁ DOLOR NI SUFRIMIENTO NI MUERTE

Revelación (Apocalipsis) 21:4. Dios “limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”.

Las personas serán perfectas y vivirán para siempre en la Tierra convertida en un paraíso. Eso es precisamente lo que nos ha prometido nuestro cariñoso Creador, Jehová.



SU CUMPLIMIENTO ESTÁ GARANTIZADO

¿Cree que todo esto es demasiado bueno para ser verdad? Aunque a la mayoría de la gente le resulte atractiva la vida que promete la Biblia, a muchos les cuesta entender lo que significa la vida eterna. Y no es de extrañar, porque ningún ser humano ha vivido para siempre.

Los seres humanos llevan tanto tiempo esclavizados al pecado y la muerte que muchos han llegado a la conclusión de que vivir con dolor y sufrimiento es lo natural. Sin embargo, esto no se parece en nada a lo que Dios tenía pensado para la humanidad.

A fin de fortalecer nuestra confianza en sus promesas, Dios hizo esta rotunda afirmación sobre su palabra:

“No volverá a mí sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado, y tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado” (Isaías 55:11).

La Biblia dice que Dios “no puede mentir” (Tito 1:2). Y como él es quien nos ha hecho estas maravillosas promesas, es sabio que reflexionemos seriamente en las siguientes preguntas: “¿De verdad es posible vivir para siempre en una Tierra paradisíaca? ¿Qué debemos hacer para disfrutar de todo lo que Dios ha prometido?”. Los siguientes artículos le ayudarán a responder estas preguntas.

 

Usted puede vivir para siempre en la Tierra

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¡QUÉ ESPERANZA TAN MARAVILLOSA! Nuestro Creador nos ha prometido que viviremos para siempre aquí mismo, en la Tierra. Sin embargo, a muchos les cuesta creerlo. Piensan que, tarde o temprano, todos tenemos que morir y que la muerte forma parte de la vida. Otras personas creen que es posible vivir para siempre, pero solo después de morir y subir al cielo. ¿Usted qué opina?

No conteste todavía. Analice primero la respuesta que da la Biblia a estas preguntas: ¿Cuánto tiempo deberíamos vivir en vista de cómo fuimos creados? ¿Con qué propósito creó Dios la Tierra y al ser humano? ¿Por qué morimos?


EL SER HUMANO ES ÚNICO

Al compararnos con las demás formas de vida que Dios ha creado en la Tierra, nos damos cuenta de que los seres humanos somos realmente únicos. ¿En qué sentido? La Biblia dice que solo nosotros fuimos creados a la imagen y semejanza de Dios.

(Génesis 1:26, 27). Y Dios pasó a decir: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza, y tengan ellos en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y los animales domésticos y toda la tierra y todo animal moviente que se mueve sobre la tierra”. 27 Y Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó.

¿Qué significa esto? Que Dios nos creó con cualidades y características parecidas a las suyas, como la capacidad de amar y el sentido de la justicia.

Es más, Dios nos hizo con la capacidad de pensar y de distinguir el bien del mal, y con el deseo de conocerlo y ser sus amigos. Por eso, podemos apreciar la inmensidad del universo y las maravillas de la naturaleza, así como el arte, la música y la poesía. Ahora bien, lo que de verdad nos distingue es la capacidad de adorar a nuestro Creador. Todas estas características hacen que exista un enorme abismo entre los seres humanos y el resto de los seres vivos.

Piense en lo siguiente: si Dios quería que los seres humanos viviéramos solo unos cuantos años, ¿por qué nos creó con todas estas capacidades y con un potencial infinito para desarrollarlas? Porque desea que disfrutemos para siempre de la vida en la Tierra.


EL PROPÓSITO ORIGINAL DE DIOS

Algunas personas opinan que Dios nunca tuvo la intención de que la gente viviera para siempre en la Tierra. Afirman que nuestro planeta es un lugar de paso donde se pone a prueba a los seres humanos para determinar quiénes merecen vivir eternamente con Dios en el cielo. Pero, si eso fuera cierto, ¿no sería Dios el responsable de la maldad que hay en la Tierra? Esto iría en contra de la mismísima esencia de Dios. La Biblia dice de él:

“Todos sus caminos son justicia. Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él” (Deuteronomio 32:4).

La Biblia dice claramente con qué propósito creó Dios la Tierra:

“En cuanto a los cielos, a Jehová pertenecen los cielos, pero la tierra la ha dado a los hijos de los hombres” (Salmo 115:16).

Así es, Dios creó nuestro hermoso planeta para que fuera el hogar permanente de la humanidad y lo preparó con todo lo necesario para que disfrutáramos de una vida eterna y llena de sentido.

(Génesis 2:8, 9). Además, Jehová Dios plantó un jardín en Edén, hacia el este, y allí puso al hombre que había formado. 9 Así Jehová Dios hizo crecer del suelo todo árbol deseable a la vista de uno y bueno para alimento, y también el árbol de la vida en medio del jardín, y el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo.

En su Palabra, Dios también dice con qué propósito creó a la humanidad. Él le encargó lo siguiente a la primera pareja:

“Llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción [...] toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra” (Génesis 1:28).

¡Qué privilegio: cuidar de la Tierra y convertirla en un paraíso! Adán y Eva tenían la perspectiva de vivir con sus descendientes para siempre en la Tierra, no en el cielo.

 

¿POR QUÉ MORIMOS?

La Biblia explica que uno de los seres espirituales que Dios creó, al que después se llamó Satanás, se rebeló e intentó sabotear el propósito original de Dios. ¿Cómo lo hizo?

Satanás convenció a nuestros primeros padres, Adán y Eva, para que lo apoyaran en su rebelión contra Dios. Afirmó que Dios les estaba privando de algo bueno, del derecho a determinar por sí mismos lo que estaba bien o mal. Y ellos se pusieron del lado de Satanás y le dieron la espalda a Dios. ¿Cuál fue el resultado? Con el tiempo, murieron, tal como Dios les había advertido. Perdieron la oportunidad de vivir para siempre en el Paraíso terrenal.

(Génesis 2:17; Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás”

Génesis 3:1-6; Ahora bien, la serpiente resultó ser la más cautelosa de todas las bestias salvajes del campo que Jehová Dios había hecho. De modo que empezó a decir a la mujer: “¿Es realmente el caso que Dios ha dicho que ustedes no deben comer de todo árbol del jardín?”. 2 Ante esto, la mujer dijo a la serpiente: “Del fruto de los árboles del jardín podemos comer. 3 Pero en cuanto a comer del fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios ha dicho: ‘No deben comer de él, no, no deben tocarlo para que no mueran’”. 4 Ante esto, la serpiente dijo a la mujer: “Positivamente no morirán. 5 Porque Dios sabe que en el mismo día que coman de él tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo”.
6 Por consiguiente, la mujer vio que el árbol era bueno para alimento, y que a los ojos era algo que anhelar, sí, el árbol era deseable para contemplarlo. De modo que empezó a tomar de su fruto y a comerlo. Después dio de este también a su esposo cuando [él estuvo] con ella, y él empezó a comerlo.

Génesis 5:5). De modo que todos los días de Adán que él vivió ascendieron a novecientos treinta años, y murió.

Durante toda su historia, la humanidad ha sufrido las consecuencias de la rebelión de Adán y Eva. La Palabra de Dios dice:

“Por medio de un solo hombre [Adán] el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12).

De modo que morimos porque hemos heredado el pecado y la muerte, no porque Dios tenga un oscuro “plan”.

 

USTED PUEDE VIVIR PARA SIEMPRE EN LA TIERRA

La rebelión de Edén no cambió el propósito original de Dios para la Tierra y la humanidad. Como su amor y su sentido de la justicia son perfectos, Dios se sintió impulsado a hacer lo necesario para liberarnos de la esclavitud al pecado y la muerte. El apóstol Pablo explicó:

“El salario que el pecado paga es muerte, pero el don que Dios da es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 6:23).

El amor que Dios siente por nosotros lo impulsó a dar “a su Hijo unigénito Jesucristo, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”.

(Juan 3:16). ”Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.

Al sacrificarse voluntariamente, Jesús pagó el rescate necesario para recuperar todo lo que Adán había perdido.

Pronto, la promesa divina de convertir la Tierra en un paraíso se hará realidad. Para que usted pueda disfrutar de ese maravilloso futuro, debe seguir el siguiente consejo de Jesús:

“Entren por la puerta angosta; porque ancho y espacioso es el camino que conduce a la destrucción, y muchos son los que entran por él; mientras que angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13, 14).

Así es, su futuro depende de usted. ¿Qué decisión tomará?.


Que la Gracia Y la paz de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo este con vosotros