EL DISCÍPULO AMADO DE JESÚS.

 

 

En Audio


¡Lázaro, el “Discípulo Amado”, escribió el Cuarto Evangelio!.


Hermano: ya te has preguntado: ¿Quién realmente escribió el Cuarto Evangelio?
¿Eres de los que aún creen que fue “Juan, Hijo de Zebedeo”?.


Más, acaso no te parece ‘raro’ y demasiado ‘extraño’, el hecho de que Pedro se sorprenda, y le pregunte a Cristo mientras caminaban:

Juan 20; 20: “Volviéndose Pedro, ve a aquél ‘discípulo al cual amaba Jesús’ que venía siguiéndolos, el mismo que durante la cena, se había reclinado contra el pecho de Jesús, y le había dicho, Señor ¿Quién es el que te ha de entregar?”

Así que Pedro vio a éste, dice a Jesús: ‘Señor ¿Y éste, qué?’.
Si fuera realmente Juan, hijo de Zebedeo, el que venía siguiendo a Cristo, ¿Se sorprendería Pedro, como lo hizo, al verlo? ¿Tendría motivos para hacerle esta pregunta al Señor?
¿Es que acaso no estaban juntos durante la ‘Transfiguración en la Montaña’?
“Y seis días después, el Señor tomó consigo a Pedro, a Santiago y Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte elevado”.
Y cuando Resucitó a la Hija de Jairo ¿no entraron en la casa ‘Solamente’ Jesús, Pedro, Juan y Santiago (y los Padres de la Niña)?.
¿Es que acaso el Apóstol Pablo, no habla de Pedro, Juan y Santiago como “las Columnas” (Gálatas 2; 9)?

Gálatas 2; 8-10.- porque El que dio a Pedro poderes necesarios para un apostolado a los circuncisos me dio poderes también a mí para los que son de las naciones; 9 sí, cuando llegaron a saber de la bondad inmerecida que me había sido dada, Santiago y Cefas y Juan, los que parecían ser columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la mano derecha de la coparticipación: que nosotros fuéramos a las naciones, mas ellos a los circuncisos. 10 Solamente que tuviéramos presentes a los pobres. Esta misma cosa también me he esforzado solícitamente por hacer.

Entonces, pues, ¿por qué se sorprendería Pedro al ver al “Discípulo a quién Cristo Amaba”, que los venía siguiendo, si ese discípulo fuera Juan, hijo de Zebedeo, uno de los doce elegidos por Cristo desde el comienzo?
¡La respuesta es muy obvia!
De hecho, estuvo siempre a la vista de todos, más por creer en ‘tradiciones de hombres hemos vivido engañados, con un velo sobre los ojos…
El Espíritu Santo de Nuestro Señor y Salvador, Él, es quién nos enseña todas las cosas”.
El que escribió el “Cuarto Evangelio”, se refiere ‘a Sí mismo’, como el “Discípulo a quién Cristo Amaba”, este es precisamente “LÁZARO”, al cual Cristo levantó de entre los muertos. El hermano de Marta y María Magdalena.
“Él, se refiere a Sí Mismo, como al “Discípulo a quién Jesús Amaba”.
Y esto No quiere decir que Cristo Amaba sólo a Lázaro. De hecho, Tú sabes que Cristo Entregó Su Mismísima Vida por Todos Nosotros. Así, como está Escrito, “Mientras el Señor estuvo en el mundo amó a los suyos hasta el fin”…
Hermano, sólo toma la Palabra y léelo Tú mismo:

“Juan” 11; 1: “Estaba enfermo un hombre, Lázaro de Betania, de la aldea de Marta y María su hermana.

Esta María (Magdalena), ‘ERA LA MISMA’ que derramó perfume sobre los pies del Señor, y le seco los pies con sus cabellos.

(Lucas 7; 36-38). Ahora bien, uno de los fariseos seguía invitándolo a comer con él. Por consiguiente, él entró en la casa del fariseo y se reclinó a la mesa. 37 Y ¡mira!, una mujer que era conocida en la ciudad como pecadora se enteró de que él estaba reclinado a la mesa en casa del fariseo, y trajo una cajita de alabastro llena de aceite perfumado 38 y, tomando una posición detrás, junto a sus pies, lloró y comenzó a mojarle los pies con sus lágrimas, y se los enjugaba con los cabellos de su cabeza. También, le besaba los pies tiernamente y se los untaba con el aceite perfumado.

“Su HERMANO LÁZARO, era el que estaba enfermo”.
“Las hermanas, mandaron decir a Jesús; Señor: ‘EL QUE TÚ AMAS, ESTÁ ENFERMO’. (“Lázaro”).

¿Lo ves querido Hermano? “Juan”, identifica a ‘María que está en Betania’, con la misma que unge los pies del señor, mientras estaba en galilea. Lucas 7; 36, 38.
De hecho, la “Mujer Pecadora”, que llora sobre los pies del Señor y los unta con perfume (Lucas 7; 36 al 38); la Mujer liberada de Siete demonios que ‘siguió’ a Jesús desde galilea y le servía.

Lucas 8; 1-3; Poco después iba viajando de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando y declarando las buenas nuevas del reino de Dios. Y con él iban los doce, 2 y ciertas mujeres que habían sido curadas de espíritus inicuos y de enfermedades, María la llamada Magdalena, de quien habían salido siete demonios, 3 y Juana la esposa de Cuza, el intendente de Herodes, y Susana y muchas otras mujeres, que les ministraban de sus bienes.

Y “María de Betania”, hermana de Lázaro y Marta, que ‘vuelve’ a ungir al Señor con aceite perfumado en la víspera de su entrada triunfal en Jerusalén.

“Juan” 12; 1-3 De consiguiente, Jesús, seis días antes de la pascua, llegó a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había levantado de entre los muertos. 2 De modo que le dieron una cena allí, y Marta estaba sirviendo, pero Lázaro era uno de los que estaban reclinados a la mesa con él. 3 María, pues, tomó una libra de aceite perfumado, nardo genuino, muy costoso, y le untó los pies a Jesús y le enjugó los pies con sus cabellos. La casa se llenó de la fragancia del aceite perfumado.
 

Si, son la ‘misma persona’: María, la Magdalena, que luego de convertida, se dedicó a seguir a Cristo por cada aldea y pueblo en el que predicaba el Evangelio; ella y otras mujeres que le servían con sus bienes (Lucas 8; 2); la misma que en el momento de la crucifixión del Cristo, estaba junto a María, la madre del Señor, Lázaro, y otras mujeres, al pié del madero de tormento; la misma María que lloraba desconsolada junto a la tumba conmemorativa del Señor, hasta que Cristo le pregunta: ‘Mujer, ¿Por qué lloras?’.
Ella fue la primera persona a quién Cristo se le apareció luego de ser levantado de entre los muertos. A ella, el Señor le dijo: “Ve a decir a mis hermanos: Subo a mi Padre, y Padre de ustedes; y a Mi Dios y Dios de ustedes”…
Por lo tanto, la Frase, “El Discípulo a quién Cristo le Tenía Cariño”, que venía siguiéndolos (“Juan” 20; 20), no se refiere
al Apóstol Juan, hijo de Zebedeo, sino a Lázaro, al que Cristo levantó de entre los muertos.

“Juan” 20; 20.- Y después de decir esto, les mostró las manos y también el costado. Entonces los discípulos se regocijaron al ver al Señor.

Toma la Palabra y lee: ‘Las hermanas mandaron decir al Señor: “SEÑOR, EL QUE TÚ AMAS, ESTÁ ENFERMO”. (El que está enfermo es Lázaro)

“Juan” 11; 1-3.- Ahora bien, estaba enfermo cierto hombre, Lázaro de Betania, de la aldea de María y de Marta su hermana. 2 Esta fue, de hecho, la María que untó al Señor con aceite perfumado y le enjugó los pies con sus cabellos, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo. 3 Por lo tanto, sus hermanas le despacharon un recado, diciendo: “Señor, ¡mira!, está enfermo aquel a quien le tienes cariño”.

“Juan” 11; 5.- “Jesús AMABA, a Marta, a su Hermana, y a Lázaro.

“Juan 11; 33-35.- “Jesús, al ver a María llorando, y a los judíos que venían con ella, se perturbó en espíritu y preguntó: ¿dónde lo pusieron? Ellas dijeron, “Señor, ven y ve”. “Y Jesús LLORÓ” (Ante la tumba de Lázaro). Y los judíos dijeron: “¡MIRA! CÓMO LO AMABA”.

“Juan” 12; 1 al 3.- De consiguiente, Jesús, seis días antes de la pascua, llegó a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había levantado de entre los muertos. 2 De modo que le dieron una cena allí, y Marta estaba sirviendo, pero Lázaro era uno de los que estaban reclinados a la mesa con él. 3 María, pues, tomó una libra de aceite perfumado, nardo genuino, muy costoso, y le untó los pies a Jesús y le enjugó los pies con sus cabellos. La casa se llenó de la fragancia del aceite perfumado.

Si, María (la Magdalena), ‘volvió’ a untar al Señor con perfume. .

“Les aseguro, uno de ustedes me entregará”.

“Juan” 13; 21-25.- Después de decir estas cosas, Jesús se perturbó en espíritu, y dio testimonio y dijo: “Muy verdaderamente les digo: Uno de ustedes me traicionará”. 22 Los discípulos empezaron a mirarse unos a otros, perplejos por no saber de quién lo decía. 23 Ante el seno de Jesús estaba reclinado uno de sus discípulos, y Jesús lo amaba. 24 Por lo tanto, Simón Pedro le hizo seña con la cabeza a este y le dijo: “Di quién es de quien lo dice”. 25 De modo que este se recostó sobre el pecho de Jesús y le dijo: “Señor, ¿quién es?”.

“Juan” 19; 25 al 27.- Junto al madero de tormento de Jesús, pues, estaban de pie su madre y la hermana de su madre; María la esposa de Clopas, y María Magdalena. 26 Entonces Jesús, al ver a su madre y al discípulo a quien él amaba, de pie allí cerca, dijo a su madre: “Mujer, ¡ahí está tu hijo!”. 27 Entonces dijo al discípulo: “¡Ahí está tu madre!”. Y desde aquella hora el discípulo la llevó consigo a su propio hogar.

“Juan” 19; 35.- Y el “DISCÍPULO” que vio esto, da su testimonio, y Él sabe que su testimonio es verdadero, para que también ustedes crean.

En todo momento, Lázaro se refiere a ‘SÍ MISMO’, como al “DISCÍPULO AL QUE EL SEÑOR AMABA”.

Hermano, abre los Ojos. Aquí lo confirmarás:

“El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro, y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro “DISCÍPULO AL QUE JESÚS AMABA”, y les dijo: ‘Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto’…
Pedro y el ‘OTRO DISCÍPULO’, salieron y fueron al sepulcro.
Corrían los dos juntos, más el ‘OTRO DISCÍPULO’, corrió más rápidamente que Pedro, y llegó antes… Luego entró el ‘OTRO DISCÍPULO’, que había llegado antes al sepulcro: “Él vio y Creyó”

“Juan” 20; 1 al 10.- El primer día de la semana, María Magdalena vino a la tumba conmemorativa temprano, mientras todavía había oscuridad, y contempló la piedra ya quitada de la tumba conmemorativa. 2 De modo que corrió y vino a Simón Pedro y al otro discípulo, a quien le tenía cariño Jesús, y les dijo: “Han quitado al Señor de la tumba conmemorativa, y no sabemos dónde lo han puesto”.
3 Entonces Pedro y el otro discípulo salieron y se dirigieron hacia la tumba conmemorativa. 4 Sí, los dos juntos echaron a correr; pero el otro discípulo corrió delante de Pedro, más aprisa, y llegó primero a la tumba conmemorativa. 5 Y, agachándose, contempló las vendas echadas, sin embargo no entró. 6 Entonces llegó también Simón Pedro, que le seguía, y entró en la tumba conmemorativa. Y vio las vendas echadas, 7 también el paño que había estado sobre la cabeza de él, no echado con las vendas, sino aparte, arrollado en un lugar. 8 En aquel momento, pues, el otro discípulo que había llegado primero a la tumba conmemorativa también entró, y vio y creyó. 9 Porque todavía no discernían la escritura de que él tenía que levantarse de entre los muertos. 10 De modo que los discípulos se volvieron a casa.

Acaso crees, que si Juan, hijo de Zebedeo, fuera corriendo con Pedro a la tumba conmemorativa, en el relato de los otros Evangelistas ¿Se Omitiría este hecho?
Lee las escrituras y ve: “Donde está Pedro, está Juan y su hermano Santiago”
Hechos 1; 13; Hechos 3; 1; Gálatas 2; 9… etc.

Hechos 1; 13.- Así, cuando hubieron entrado, subieron al aposento de arriba, donde estaban alojados, tanto Pedro como Juan y Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago hijo de Alfeo y Simón el celoso, y Judas hijo de Santiago.

Hechos 3; 1.- hora bien, Pedro y Juan iban subiendo al templo para la hora de oración, la hora nona.

Gálatas 2; 9.- Sí, cuando llegaron a saber de la bondad inmerecida+ que me había sido dada, Santiago y Cefas y Juan, los que parecían ser columnas, nos dieron a mí y a Bernabé.

Pero en esa ocasión, Pedro corrió con “OTRO DISCÍPULO” al sepulcro, y fue el primero en verlo de los once…

Lucas 24; 34.- “Es verdad, el Señor ha Resucitado y se apareció a Simón”.

Pues, los demás Apóstoles, estaban “Encerrados con llave, por miedo a los Judíos”.

“Juan” 20; 19.- Entonces, cuando se hizo tarde aquel día, el primero de la semana, y, aunque las puertas donde estaban los discípulos estaban aseguradas con cerradura por temor a los judíos, Jesús vino y estuvo de pie en medio de ellos, y les dijo: “Tengan paz”.

No obstante, Lucas, como los otros Evangelios, omite al ‘otro discípulo’ que corre con Pedro a la tumba, y llega primero que él. Date cuenta hermano, Éste, es el discípulo que escribe el Evangelio que lleva el nombre de “Juan”. Él, se llama a ‘Sí Mismo’, como el “Discípulo a quién Cristo Amaba”. Usa la misma frase para referirse a ‘Sí Mismo’, que usaron sus hermanas (Marta y María), cuando mandaron avisar a Cristo acerca de su enfermedad: “SEÑOR, EL QUE TU AMAS, ESTÁ ENFERMO”.

“Juan” 21; 1-2.- “Después de esto, Jesús se le apareció otra vez a los discípulos, a orillas del Mar de Tiberíades, sucedió que estaban juntos: Pedro, Tomás, Natanael, ‘LOS HIJOS DE ZEBEDEO’, y “DOS DISCÍPULOS MÁS”.

Al amanecer Jesús se presenta ante ellos en la orilla, mas “los discípulos no lo reconocieron”, entonces “AQUEL DISCÍPULO A QUIÉN JESÚS AMABA”, le dice A Pedro: “ES EL SEÑOR”. “Pedro volviéndose, vio que venía siguiéndolos el “DISCÍPULO A QUIÉN EL SEÑOR AMABA”. Cuando Pedro lo vio, preguntó a Jesús, Señor ¿Y qué será de éste? Jesús respondió: “Si yo quiero que el permanezca hasta que Yo venga, ¿qué te importa? “Tú Sígueme”. “Entonces se divulgó el dicho entre los hermanos, de que ‘ESTE DISCÍPULO’, no moriría…

¿Acaso crees que Pedro le pregunto al Señor con respecto a Juan? Señor ¿Y qué será de éste? ¡No! ¡No hermano! No es con respecto a Juan que Pedro hace esta pregunta al Señor. Pedro está “sorprendido” por ver al “Discípulo a quién Jesús Amaba”, que venía tras ellos. Si fuera Juan, Pedro no se sorprendería, ya que Juan, al igual que Santiago y el mismo Pedro, fue partícipe de los eventos más importantes que tuvieron lugar durante el ministerio de Cristo, como se describe líneas arriba. Ellos permanecen juntos realizando curas milagrosas y continúan dictando órdenes para la Iglesia naciente, así como lo ves en el libro de los Hechos de los Apóstoles.
En esta Última parte del Evangelio, aparece claramente la identidad del que escribe este Cuarto Evangelio:

“Lázaro" 21; 24.- “Éste, es el ‘Discípulo’ que da testimonio de todas estas cosas y que ‘Escribió’ todas estas cosas, y sabemos que su testimonio es verdadero” (“Lázaro 21; 24”).

“ÉSTE, ES EL DISCÍPULO A QUIÉN EL SEÑOR AMABA: ¡LÁZARO! EL QUE ESCRIBIÓ TODAS ESTAS COSAS, Y SABEMOS QUE SU TESTIMONIO ES VERDADERO.


1) “Juan” 11; 3: “SEÑOR, EL QUE TU AMAS ESTÁ ENFERMO”.
2) “Juan” 33; 35: “JESÚS LLORÓ (ante la tumba de Lázaro) Y los Judíos dijeron: “COMO LO AMABA”.
3) “Juan” 13; 21 al 25: “RECLINADO SOBRE EL PECHO DE JESÚS, ESTABA AQUEL DISCÍPULO, ‘ AL QUE EL SEÑOR AMABA’”
4) “Juan” 19; 25 al 27: “AL PIE DEL MADERO DE TORMENTO, VIO JESÚS A SU MADRE Y CERCA DE ELLA, ‘EL DISCÍPULO A QUIÉN EL AMABA’”
5) “Juan” 21; 1 y 2: “AL AMANECER, CRISTO SE APARECE A SUS DISCÍPULOS EN LA PLAYA (Pedro, Tomás, Natanael, los Hijos de Zebedeo –Juan y Santiago- y dos discípulos más), SIN EMBARGO, ELLOS NO LO RECONOCIERON (los discípulos que se contaban entre los doce), ENTONCES, ‘AQUEL DISCÍPULO A QUIÉN JESÚS AMABA’, DIJO A PEDRO: ES EL SEÑOR”.
6) “Juan” 21; 20: “VOLVIÉNDOSE PEDRO, VIO QUE VENÍA SIGUIÉNDOLOS ‘AQUÉL DISCÍPULO A QUIEN CRISTO AMABA. CUANDO PEDRO LO VIO, PREGUNTÓ A JESÚS: SEÑOR ¿Y QUÉ SERÁ DE ÉSTE?.

Espero de todo corazón, que lo hayas entendido, que lo hayas visto, pues es más claro que la luz del día.

Es cierto, poco importa quién escribió el Cuarto Evangelio, lo que interesa es el Mensaje…. “Y sabemos que el testimonio del que escribió todas estas cosas es verdadero”.- No obstante, por esto lo hago: “NO HAY NADA OCULTO QUE NO HAYA DE SALIR A LA LUZ”.

“Mi objetivo al escribir este artículo, es deshacer y poner por tierra todas las mentiras, engaños y blasfemias del ‘Código Da Vinci’. Muchos en el mundo han hecho de ese patético libro un “Best seller”, lo que no debería sorprendernos, pues en el mundo actual, en nuestra ‘Super Civilización Occidental’, hemos llegado a tal grado de bajeza moral y pérdida de valores, que comenzamos a considerar como buenas, todas las cosas malas, y como malas, todas las cosas buenas. No son ajenos a ésta crítica, todos aquellos ‘Documentales’ que vemos en el “National Geographic”, “Discovery Channel”, entre otros canales, cuyos programas y “Eruditos” que los presentan, afirman que la frase dicha por Cristo, cuando estaba en el Madero de Tormento, y que aparece en “Juan” 19; 25: “Mujer, aquí tienes a tu Hijo”, y al ‘discípulo a quién él Amaba’: “Aquí tienes a tu Madre”, se refiere a un “Supuesto Hijo”, que Jesús tuvo con María Magdalena… Esta insensatez cae por sí sola con la afirmación del propio evangelista: ¡Y DESDE AQUELLA HORA, ‘EL DISCÍPULO LA RECIBIÓ EN SU PROPIA CASA’! (19; 27).
“Es a todas luces obvio, que Cristo le dice estas palabras a su Madre, que estaba junto con María Magdalena y su hermano Lázaro (entre otras mujeres), y que al mirar al ‘Discípulo a quién él Amaba’, le pide que cuidara a su Madre.
Por eso el evangelista dice: “Y el Discípulo se la LLEVÓ CONSIGO A SU PROPIO HOGAR”.

¿Es que acaso siguen Oscuridad y no pueden ver?

Respóndanme: Si Cristo le dirigiera estas palabras a María Magdalena, y luego a el supuesto hijo de ambos, ¿Cómo UN NIÑO se “LLEVARÍA CONSIGO A SU MADRE A SU PROPIA CASA”?.

“Yo, espero ansiosamente el día en que el Señor Jesús en su regreso, silencie todas las voces de esta gente impía y mentirosa que se lucra con la mentira y el engaño. Espero que el Señor Jesús en su regreso, haga Justicia con relación a todos los defraudados por clérigos mentirosos, pastores corrompidos, evangélicos fanáticos y violentos (que dicen Amar a Dios pero que en verdad lo Vituperan) y claro, que la RAMERA BABILÓNICA, LA PROSTITUTA ROMANA, PAGUE POR TODOS SUS CRÍMENES… ELLA Y SU SACERDOCIO CORROMPIDO”.


Saludos de un hermano de fe en Jesucristo.




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