LO QUE EL AMOR DE DIOS SIGNIFICA

 

 

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 Juan 5:3.) Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos.”

 

¿Ama usted a Dios? Si ya le ha dedicado su vida, contestará sin duda con un rotundo sí, y con toda la razón. Para nosotros, querer a Jehová es lo más natural del mundo. En realidad, no hacemos más que corresponder a su amor. Como bien dice la Biblia:

 

1 Juan 4:19). “amamos [...] porque él nos amó primero”.

 

Jehová siempre busca formas de demostrar que nos quiere. Nos ha dado un hermoso hogar, la Tierra, y día a día nos proporciona todo lo que necesitamos para mantenernos vivos.

 

Mateo 5:43-48). ”Oyeron ustedes que se dijo: ‘Tienes que amar a tu prójimo y odiar a tu enemigo’. 44 Sin embargo, yo les digo: Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; 45 para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos, ya que él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. 46 Porque si aman a los que los aman, ¿qué galardón tienen? ¿No hacen también la misma cosa los recaudadores de impuestos? 47 Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué cosa extraordinaria hacen? ¿No hace la misma cosa también la gente de las naciones? 48 Ustedes, en efecto, tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.

 

También cuida de algo mucho más importante: nuestras necesidades espirituales. Por ejemplo, nos regaló su Palabra, la Biblia. Y nos invita a orarle, a dirigirnos a él cola confianza de que nos escuchará y de que nos ayudará con su espíritu santo

 

(Salmo 65:2; Oh Oidor de la oración, aun a ti vendrá gente de toda carne.

 

Lucas 11:13. Por lo tanto, si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos regalos a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!”.)

 

Pero su mayor muestra de cariño fue enviar a su Hijo más querido a rescatarnos del pecado y la muerte. ¡Qué amor tan grande nos tiene Jehová!.

 

(Juan 3:16; ”Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.

 Romanos 5:8. Pero Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, mientras todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.)

 

Jehová desea que disfrutemos de su amor por toda la eternidad. Pero ¿lo lograremos? Eso dependerá de nosotros. La Biblia exhorta a los cristianos: “Manténganse en el amor de Dios [...] con vida eterna en mira”.

 

(Judas 21). Manténganse en el amor de Dios, mientras esperan la misericordia de nuestro Señor Jesucristo con vida eterna en mira.

 

El uso del verbo “manténganse” da a entender que, para no perder el amor de Jehová, tenemos que actuar. En efecto, tenemos que corresponder a su amor con obras. Así pues, es esencial que cada uno de nosotros se pregunte: “¿Qué debo hacer para demostrarle a Dios que lo amo?”. Para ver la respuesta, leamos las palabras inspiradas del apóstol Juan:

 

1 Juan 5:3). “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos”.

 

Dado que estamos interesados en demostrarle a Dios que lo amamos muchísimo, examinemos qué quieren decir exactamente esas palabras de Juan.

 

"ESTO ES LO QUE EL AMOR DE DIOS SIGNIFICA”.

 

Al hablar en este versículo del “amor de Dios”, ¿a qué se refería el apóstol Juan?  que Dios siente por nosotros, sino al que nosotros sentimos por él. Seguramente, usted recuerda el tiempo en que empezó a crecer ese amor en su corazón.

Deténgase un momento a pensar en aquellos días. Al aprender la verdad acerca de Jehová y sus propósitos, fue creciendo su fe en él. También llegó a entender que usted, como todos, había nacido pecador y que, por esa razón, estaba alejado de Dios; aun así, él le ofrecía mediante Cristo una maravillosa oportunidad: vivir para siempre disfrutando de la perfección que Adán había perdido.

 

Mateo 20:28; Así como el Hijo del hombre no vino para que se le ministrara, sino para ministrar y para dar su alma en rescate en cambio por muchos”.

 

Romanos 5:12, Por eso, así como por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado..

18. Así, pues, como mediante una sola ofensa el resultado a toda clase de hombres fue la condenación, así mismo también mediante un solo acto de justificación el resultado a toda clase de hombres es el declararlos justos para vida.)

 

Además, fue comprendiendo el gran sacrificio que había hecho Jehová al enviar a su Hijo más querido a morir por usted. Tanto le conmovió esa demostración de amor, que no pudo menos que sentir amor por Jehová.

 

(1 Juan 4:9, 10). Por esto el amor de Dios fue manifestado en nuestro caso, porque Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que nosotros consiguiéramos la vida mediante él. El amor consiste en esto, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio propiciatorio por nuestros pecados.

 

Pero esos sentimientos no eran todavía verdadero amor. ¿Por qué decimos esto? Porque el amor va más allá de los sentimientos y las palabras. Amar a Dios es mucho más que decir: “Yo amo a Jehová”. Al igual que la fe, el amor verdadero se demuestra con obras.

 

(Santiago 2:26). En verdad, como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

 

Sin duda, cuando amamos a alguien, queremos hacer las cosas que le agradan. Y eso fue lo que ocurrió en su caso. Cuando el amor por su Padre celestial echó raíces en su corazón, quiso vivir de la forma que a él le agrada. Quizás hasta se bautizó como Cristo nos mando. Si así lo hizo, está claro que sentía profundo cariño y devoción por Dios, y que por ese motivo tomó la decisión más importante de todas: prometerle a Dios que dedicaría el resto de la vida a hacer su voluntad, y luego simbolizar esa dedicación bautizándose.

 

(Romanos 14:7, 8). Ninguno de nosotros, de hecho, vive con respecto a sí mismo únicamente, y ninguno muere con respecto a sí mismo únicamente; 8 pues tanto si vivimos, vivimos para Jehová, como si morimos, morimos para Jehová. Por consiguiente, tanto si vivimos como si morimos, pertenecemos a Jehová.

 

Pero, como veremos a continuación, para cumplir esa promesa tan importante hay que hacer lo que señala el apóstol Juan.

 

"OBSERVEMOS SUS MANDAMIENTOS”.

 

Juan explica que el amor de Dios significa “que observemos, u obedezcamos sus mandamientos”. ¿Cuáles son estos mandamientos? La Biblia nos lo indica. Entre otras cosas, Jehová prohíbe emborracharse, cometer inmoralidad sexual, adorar ídolos, robar y mentir.

 

1 Corintios 5:11; Pero ahora les escribo que cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea fornicador, o persona dominada por la avidez, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, y ni siquiera coman con tal hombre.

 

6:18; Huyan de la fornicación. Todo otro pecado que el hombre cometa está fuera de su cuerpo, pero el que practica la fornicación peca contra su propio cuerpo.

 

10:14; Por lo cual, amados míos, huyan de la idolatría.

 

Efesios 4:28; El que hurta, ya no hurte más, sino, más bien, que haga trabajo duro, haciendo con las manos lo que sea buen trabajo, para que tenga algo que distribuir a alguien que tenga necesidad.

 

Colosenses 3:9. No estén mintiéndose unos a otros. Desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas).

 

Para observar los mandamientos de Dios hay que vivir según las normas morales expuestas en la Biblia.

Sin embargo, para agradar a Jehová no basta con obedecer los mandamientos que él ha dejado escritos en la Biblia. Jehová no nos agobia con leyes que regulen cada paso que damos. De hecho, nos enfrentamos todos los días a muchas situaciones sobre las que no hay ningún mandamiento bíblico directo. En tales casos, ¿cómo sabemos si Jehová estará contento con lo que pensamos hacer? Pues bien, ¿dónde encontramos indicaciones claras sobre cómo ve Dios las cosas? Nuevamente, en la Biblia. Cuando la estudiamos, aprendemos lo que Jehová ama y lo que odia. De este modo, vamos viendo cuáles son las actitudes y conductas que le agradan.

 

Salmo 97:10; Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo. Él está guardando las almas de los que le son leales; de la mano de los inicuos los libra.

 

Proverbios 6:16-19. Hay seis cosas que Jehová de veras odia; sí, siete son cosas detestables a su alma: 17 ojos altaneros, una lengua falsa, y manos que derraman sangre inocente, 18 un corazón que fabrica proyectos perjudiciales, pies que se apresuran a correr a la maldad, 19 un testigo falso que lanza mentiras, y cualquiera que envía contiendas entre hermanos.

 

Al ir conociendo la manera de ser y actuar de Jehová, se nos hace cada vez más fácil saber si una decisión está de acuerdo con la voluntad de Dios o no. Así, muchas veces logramos percibir “cuál es la voluntad de Jehová” sobre determinado asunto aunque la Biblia no contenga una ley específica.

 

Efesios 5:17). Por esta razón dejen de estar haciéndose irrazonables, sino sigan percibiendo cuál es la voluntad de Jehová.

 

Pongamos un ejemplo. La Biblia no señala directamente en ningún sitio que evitemos los programas y películas inmorales o muy violentos. Pero ¿hace falta una ley directa que los prohíba? Ya sabemos lo que opina Jehová. En su Palabra deja muy claro que él “odia a cualquiera que ama la violencia” y que “juzgará a los fornicadores y a los adúlteros”.

 

Salmo 11:5; Jehová mismo examina al justo así como al inicuo, y Su alma ciertamente odia a cualquiera que ama la violencia.

 

Hebreos 13:4. Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros).

 

 Cuando reflexionamos en estas palabras inspiradas llegamos a comprender cuál es la voluntad de Jehová. Y por eso decidimos no entretenernos viendo imágenes muy gráficas de cosas que él odia. Este mundo trata de hacernos creer que las diversiones que promueven la corrupción son inofensivas, pero a Jehová le complace que las evitemos a toda costa.

 

Gálatas 6:7). No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.

 

¿Cuál es la razón principal por la que obedecemos los mandamientos divinos? En otras palabras, ¿por qué deseamos vivir todos los días como Dios quiere? No es solo por ahorrarnos problemas o por evitar que él nos castigue.

 

Obedecemos a Jehová porque comprendemos que es una magnífica manera de demostrarle cuánto lo amamos. Al igual que los niños desean la aprobación de sus padres, nosotros deseamos la aprobación de Jehová.

 

Salmo 5:12). Porque tú mismo bendecirás al justo, oh Jehová; como con un escudo grande, con aprobación lo cercarás.

 

Él es nuestro Padre y lo queremos mucho. Nada nos produce más alegría ni más satisfacción que saber que nuestra conducta cuenta con la “aprobación [...] de Jehová”.

 

Proverbios 12:2). El que es bueno consigue aprobación de parte de Jehová, pero al hombre de ideas inicuas él lo pronuncia inicuo.

 

Por eso, no servimos a Dios de mala gana ni tampoco poniendo condiciones o según nuestras preferencias.*

 

(Nota *De mala gana, hasta los demonios son capaces de obedecer. Cuando Jesús ordenó a unos espíritus malignos que salieran de unas personas, ellos no tuvieron más remedio que hacer lo que no querían: reconocer la autoridad de Cristo y obedecerle.

 

Marcos 1:27; Pues bien, todos quedaron tan pasmados que empezaron una discusión entre sí, y dijeron: “¿Qué es esto? ¡Una nueva enseñanza! Con autoridad ordena hasta a los espíritus inmundos, y le obedecen.

 

5:7-13). Y, habiendo clamado en alta voz, dijo: “¿Qué tengo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te pongo bajo juramento por Dios que no me atormentes”. 8 Porque él le había estado diciendo: “Sal del hombre, espíritu inmundo”. 9 Pero se puso a preguntarle: “¿Cuál es tu nombre?”. Y él le dijo: “Mi nombre es Legión, porque somos muchos”. 10 Y le suplicó muchas veces que no enviara a los espíritus fuera del país.

11 Ahora bien, allí junto a la montaña una gran piara de cerdos estaba paciendo. 12 De modo que ellos le suplicaron, diciendo: “Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos”. 13 Y él se lo permitió. Con eso, los espíritus inmundos salieron, y entraron en los cerdos; y la piara se precipitó por el despeñadero en el mar, unos dos mil de ellos, y uno tras otro se ahogaron en el mar. Fin de la nota).

 

Así pues nosotros no no obedecemos a Dios de mala gana, ni decidimos a nuestro antojo cuándo vamos a obedecer, quizás pensando en hacerlo solo si nos resulta cómodo o si no tenemos que sacrificarnos demasiado. Por el contrario, somos “obedientes de todo corazón”.

 

(Romanos 6:17). Pero gracias a Dios que ustedes eran esclavos del pecado pero se hicieron obedientes de corazón a aquella forma de enseñanza a la cual fueron entregados.

 

Como el salmista, decimos: “Tengo cariño a tus mandamientos”.

 

(Salmo 119:47). Y mostraré tener cariño a tus mandamientos que he amado.

 

Así es, obedecemos a Jehová con gusto. Reconocemos que él merece, y de hecho nos lo pide, que le obedezcamos siempre y sin poner peros.

 

Deuteronomio 12:32). Toda palabra que les estoy mandando a ustedes es lo que deben poner cuidado en hacer. No deben añadir a ello ni quitar de ello.

 

Queremos ser como Noé, quien por décadas obedeció fielmente a Dios y así demostró cuánto lo amaba. De este modo, se dirá de cada uno de nosotros lo mismo que se dijo de él: “Procedió a hacer conforme a todo lo que le había mandado Dios. Hizo precisamente así”.

 

Génesis 6:22). Y Noé procedió a hacer conforme a todo lo que le había mandado Dios. Hizo precisamente así.

 

¿Cómo se siente Jehová cuando le obedecemos con gusto? La Biblia dice que le alegramos el corazón.

 

Proverbios 27:11). Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio.

 

 Pero ¿de verdad puede uno hacer feliz al Soberano universal? Sin lugar a dudas. Veamos por qué. Jehová nos creó con la capacidad de decidir por nosotros mismos qué vamos a hacer. Así, tenemos siempre la opción de obedecer a Dios o, por el contrario, desobedecerle.

 

Deuteronomio 30:15, 16, ”Ve que de veras pongo delante de ti hoy la vida y lo bueno, y la muerte y lo malo. 16 Si escuchas los mandamientos de Jehová tu Dios, que te estoy mandando hoy, para amar a Jehová tu Dios, andar en sus caminos y guardar sus mandamientos y sus estatutos y sus decisiones judiciales, entonces de seguro te mantendrás vivo y te multiplicarás, y Jehová tu Dios tendrá que bendecirte en la tierra a la cual vas para tomar posesión de ella.

 19, 20. De veras tomo los cielos y la tierra como testigos contra ustedes hoy, de que he puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la invocación de mal; y tienes que escoger la vida a fin de que te mantengas vivo, tú y tu prole, 20 amando a Jehová tu Dios, escuchando su voz y adhiriéndote a él; porque él es tu vida y la longitud de tus días, para que mores sobre el suelo que Jehová juró a tus antepasados Abrahán, Isaac y Jacob que les daría”.)

 

Por eso, cada vez que decidimos hacer su voluntad porque lo amamos con toda nuestra alma, le damos una gran satisfacción, y además, estamos siguiendo el mejor modo de vivir.

 

Proverbios 11:20. Los torcidos de corazón son cosa detestable a Jehová, pero los exentos de culpa en [su] camino le son un placer.

 

“SUS MANDAMIENTOS NO SON GRAVOSOS”.

 

El apóstol Juan añade luego unas palabras tranquilizadoras: “Los mandamientos de Jehová no son gravosos”.*

 

(Nota. *Esta misma palabra se usa en Mateo 23:4, donde se habla de las “cargas pesadas” que los escribas y fariseos ponían sobre los hombros de la gente al obligarla a cumplir una larga lista de reglas y tradiciones inventadas por el hombre. En Hechos 20:29, 30 se traduce como “opresivos” y se aplica a los apostatas que se portarían como tiranos y engañarían a muchos hablando “cosas aviesas”, o retorcidas.

 

Mateo 23:4; Atan cargas pesadas y las ponen sobre los hombros de los hombres, pero ellos mismos ni con el dedo quieren moverlas.

 

Hechos 20:29, 30; Yo sé que después de mi partida entrarán entre ustedes lobos opresivos y no tratarán al rebaño con ternura, 30 y de entre ustedes mismos se levantarán varones y hablarán cosas aviesas para arrastrar a los discípulos tras de sí. Fin de la nota).

 

Sin embargo el apóstol Juan añade luego unas palabras tranquilizadoras: “Los mandamientos de Jehová no son gravosos”.

 

El término griego que se traduce “gravosos” en 1 Juan 5:3 significa literalmente “pesados”. Por eso, otra versión bíblica traduce así la frase: “Sus mandamientos no son una carga pesada” (Nuevo Testamento, Pedro Ortiz). Jehová no nos pide nada insoportable o contrario a la razón. Aunque todos somos imperfectos, podemos cumplir sus leyes.

Pongamos una comparación. Imagínese que uno de sus mejores amigos le pide a usted que le ayude a mudarse de casa. Hay que mover muchas cajas, algunas relativamente ligeras y otras tan pesadas que solo pueden llevarse entre dos personas. Su amigo le dice cuáles quiere que cargue. No le va a pedir que levante las cajas pesadas usted solo, pues no desea que se lastime cargando un peso superior a sus fuerzas. Lo mismo ocurre con nuestro amoroso Dios. Él no nos pide imposibles.

 

Deuteronomio 30:11-14). ”Porque este mandamiento que te estoy mandando hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. 12 No está en los cielos, para que se diga: ‘¿Quién ascenderá por nosotros a los cielos y nos lo conseguirá, para que nos deje oírlo para que lo pongamos por obra?’. 13 Tampoco está al otro lado del mar, para que se diga: ‘¿Quién pasará por nosotros al otro lado del mar y nos lo conseguirá, para que nos deje oírlo para que lo pongamos por obra?’. 14 Porque la palabra está muy cerca de ti, en tu propia boca y en tu propio corazón, para que la pongas por obra.

 

Nunca nos manda cargar con un peso excesivo. Jehová comprende hasta dónde podemos llegar, pues “conoce bien la formación de nosotros, y se acuerda de que somos polvo”.

 

Salmo 103:14). Pues él mismo conoce bien la formación de nosotros, y se acuerda de que somos polvo..

Los mandamientos de Jehová no son para nada pesados; lo único que buscan es nuestro bien.

(Isaías 48:17). Esto es lo que ha dicho Jehová, tu Recomprador, el Santo de Israel: “Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo, Aquel que te hace pisar en el camino en que debes andar.

 

Moisés dijo a los israelitas que debían “poner por obra todas estas disposiciones [...] de temer a Jehová nuestro Dios”. Y luego indicó la razón: “Es por nuestro bien siempre, para que nos mantengamos vivos”.

 

(Deuteronomio 6:24). Por eso nos mandó Jehová poner por obra todas estas disposiciones reglamentarias, de temer a Jehová nuestro Dios para nuestro bien siempre, para que nos mantengamos vivos, como sucede el día de hoy.

 

Nosotros también podemos estar seguros de que las leyes divinas son siempre para provecho nuestro, para que seamos felices eternamente. Y es lógico que sean tan beneficiosas. ¿Por qué? Porque proceden de Jehová, y él sabe lo que más nos conviene, ya que es infinitamente sabio.

 

Romanos 11:33). ¡Oh la profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán inescrutables son sus juicios e ininvestigables sus caminos!.

 

Además, él es el amor en persona.

 

(1 Juan 4:8). El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor.

 

Como el amor es parte esencial de Dios, está presente en todo lo que hace y dice, lo que incluye todos sus mandamientos.

Pero eso no quiere decir que obedecer a Dios sea fácil. Tenemos que luchar contra la influencia de este mundo corrupto, que “yace en el poder del inicuo”.

 

1 Juan 5:19). Sabemos que nosotros nos originamos de Dios, pero el mundo entero yace en el poder del inicuo.

 

También tenemos que pelear con nuestra propia imperfección, que nos incita a violar las leyes divinas.

 

Romanos 7:21-25). 21 Hallo, pues, esta ley en el caso mío: que cuando deseo hacer lo que es correcto, lo que es malo está presente conmigo. 22 Verdaderamente me deleito en la ley de Dios conforme al hombre que soy por dentro, 23 pero contemplo en mis miembros otra ley que guerrea contra la ley de mi mente y que me conduce cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24 ¡Hombre desdichado que soy! ¿Quién me librará del cuerpo que está padeciendo esta muerte? 25 ¡Gracias a Dios mediante Jesucristo nuestro Señor! Así pues, con mi mente yo mismo soy esclavo a la ley de Dios, pero con mi carne a la ley del pecado.

 

Pero en esta batalla puede triunfar el amor a Dios. Jehová bendice a quienes están decididos a obedecerle por amor. De hecho, da “espíritu santo [...] a los que le obedecen como gobernante”.

 

(Hechos 5:32).  Y nosotros somos testigos de estos asuntos, y también lo es el espíritu santo, el cual Dios ha dado a los que le obedecen como gobernante.

 

Y ese espíritu produce en nuestro interior un fruto maravilloso: excelentes cualidades que, a su vez, nos ayudan a seguir obedeciendo a Dios.

 

Gálatas 5:22, 23). Por otra parte, el fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 apacibilidad, autodominio. Contra tales cosas no hay ley.

 

Estudiaremos los principios y las normas morales de Jehová, así como muchas otras indicaciones de lo que él quiere que hagamos. Al realizar este examen, debemos tomar en cuenta varios hechos importantes. Primero, que Jehová nunca nos obliga a obedecer sus leyes y principios; él quiere que hagamos su voluntad porque nos nace del corazón. Segundo, que Jehová nos ofrece un modo de vida que trae consigo muchas bendiciones en la actualidad y vida eterna en el futuro. Y por último, que obedecer a Jehová de todo corazón es una magnífica manera de demostrarle cuánto lo queremos.

Para ayudarnos a decidir si algo está bien o está mal, Jehová nos ha hecho a todos un regalo: la conciencia. No obstante, si queremos que esta facultad nos oriente bien, tenemos que educarla, y eso es lo que vamos a ver en el próximo estudio.

 

¿Cuánta importancia tiene para Jehová que le obedezcamos?.
¿Cómo quiere Jehová que le obedezcamos, y por qué decimos que obedecer es para provecho nuestro?.


(Deuteronomio 5:28-33.) ”Así que Jehová oyó la voz de las palabras de ustedes cuando me hablaron, y Jehová pasó a decirme: ‘He oído la voz de las palabras de este pueblo, que te han hablado. Han hecho bien en todo lo que han hablado. 29 ¡Si tan solo desarrollaran este corazón suyo para temerme y guardar todos mis mandamientos siempre, a fin de que les vaya bien a ellos y a sus hijos hasta tiempo indefinido! 30 Ve y diles: “Vuelvan a casa a sus tiendas”. 31 Y tú quédate de pie aquí conmigo, y déjame hablarte todo el mandamiento y las disposiciones reglamentarias y las decisiones judiciales que les debes enseñar y que ellos tienen que poner por obra en la tierra que les doy para que tomen posesión de ella’. 32 Y ustedes tienen que poner cuidado en hacer justamente como les ha mandado Jehová su Dios. No deben apartarse a la derecha ni a la izquierda. 33 En todo el camino que Jehová su Dios les ha mandado, deben andar, a fin de que vivan y les vaya bien y realmente alarguen sus días en la tierra de la cual tomarán posesión.

 

(1 Samuel 15:22, 23.) A su vez Samuel dijo: “¿Se deleita tanto Jehová en ofrendas quemadas y sacrificios como en que se obedezca la voz de Jehová? ¡Mira! El obedecer es mejor que un sacrificio, el prestar atención que la grasa de carneros; 23 porque la rebeldía es lo mismo que el pecado de adivinación, y el adelantarse presuntuosamente lo mismo que usar poder mágico y terafim. Puesto que tú has rechazado la palabra de Jehová, él, en conformidad con ello, te rechaza de ser rey”.

 

Qué aprendemos de la manera en que veía Jesús la obediencia a Dios?.

 

Juan 8:29. Y el que me ha enviado está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo siempre hago las cosas que le agradan”.

 

Porque es justo que obedezcamos a Jehová?

 

Revelación [Apocalipsis] 4:11.)  Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas”.

 

 "Que la gracia y la paz de nuestro Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo este con todos vosotros"

 

 

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